Música

Sohn: El arte más allá del fin de la Historia

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Sohn: El arte más allá del fin de la Historia
Ambulante 2024

¿Qué nos queda pues para paliar la fatalidad inminente? Una y otra vez el arte saca la cara. Porque debo decir que la experiencia de escuchar el directo de SOHN junto al Metropole Orkest es apabullante, absolutamente bella… casi abrumadora. Y ahí es donde viene a cuento Fukuyama, quien también señala que la esencia del ser humano no sería propiamente la felicidad, sino: “una cierta capacidad general de decidir lo que deseamos ser, de modificarnos a nosotros mismos de acuerdo con nuestros deseos”.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

La agenda del día parece saltar de un tema apocalíptico a otro, de una tragedia a otra. Ello me ha llevado a recordar al filósofo Francis Fukuyama, quien en su libro El fin del hombre, reconoció que se había equivocado en su famosísimo artículo de 1989, en el que anunciaba El fin de la historia. Cierto, aquí seguimos… inmersos en una lucha necia por darle sentido a nuestra existencia y su relación con la adversidad -que parece se hace más intensa día con día-.

Y es que el artista inglés nos hace sentir que no sólo se trata de música sino de una experiencia estética que se ha sublimado porque así lo ha deseado su creador. La finura de su electrónica emocional -como le han llamado- no está a discusión, dado que es muy inteligente al agregar partículas de R&B y pop sofisticado a la mezcla. Acá la clave es la aportación de la orquesta, que no está por mera simulación; el trabajo del director Hans Ek le otorga un sitio preponderante en el sonido.

Es como si Chistopher Taylor -el hombre detrás de SOHN- quisiera maximizar ese deseo de transformación del que hablaba Fukuyama. Lo que es evidente en cada una de las 15 piezas que conformaron el concierto de apertura del Amsterdam Music Event del año pasado, que se llevó a cabo en la afamada sala de conciertos Melkweg (un recinto muy bello).

SOHN no hace sino subrayar el eclecticismo de un sello legendario como 4Ad, que lleva rato sin abrazar una pátina sonora muy identificable como ocurrió antaño. El abanico sonoro se abre generosamente, ya que un artista vinculado a la electrónica puede hacer crecer sus composiciones al pisar el ámbito clásico. Tal como lo cuenta Christopher: “Fue una oportunidad increíble trabajar con la Metropole para esculpir una noche muy especial en Amsterdam. Los arreglos elevaron las canciones a otra dimensión, y por suerte, lo grabamos todo… El álbum terminó siento más que un álbum en vivo para mí, de alguna forma es un híbrido de electrónica seca y orquestación fértil, y estoy muy orgulloso de cómo resultó”.

Tras un periodo de residencia en Viena y ahora radicado en Los Angeles, SOHN combinó piezas de sus dos álbumes: Tremors (2014) y Rennen (2017). Por supuesto que las canciones de mayor impacto comercial están ahí; hablamos de “The Wheel”, “Conrad” y “Artifice”, pero las cotas más altas en emociones e intensidad se encuentran en “Tremors”, “Harbour” y especialmente en “Lessons” y “Lights” -que son hermosas y crepitantes-; está última que no se guarda nada y tiene un comienzo muy poético: “We weave in and out of consciousness alone/ Til our bodies collide and keep us from getting cold”.

SOHN junto a la Metropole Orkest y sus 54 integrantes consolidó un disco a la altura de lo mejor que han registrado Moderat y James Blake, con los que guarda mucha afinidad. El registro (en audio y video) de aquella única presentación es una obra pletórica y magistral (en vinilo saldrá el 20 de junio para el Record Store Day). Al escuchar su hora y 6 minutos de duración no se siente que el fin del mundo acelere su advenimiento; mientras escuchamos a SOHN que Fukuyama se siga equivocando. El arte nos hace sentir eternos. 

Staff

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