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Señoritas de Corazón violento por Carolina González Alvarado

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Señoritas de Corazón violento por Carolina González Alvarado
Ambulante 2024

A la señorita mexicana se le disciplina a sentarse erguida, se le enseña a ser buena hija para convertirse en una buena esposa. Entre marqueses no se enseña a mover el abanico, dice el refrán, y una señorita, de buena cuna, sabe cómo mover el abanico.

TXT: Carolina González Alvarado

Una señorita es discreta, moral y religiosa, si es devota, mejor aún. Devota a su iglesia, a su familia, fiel a la moral de la época y a cumplir a cabalidad el rol que le ha sido asignado.

Iurhi

Durante el siglo XIX en México, las publicaciones periódicas ocuparon un lugar primordial en la cultura y en la sociedad de la época. Consolidándose como una república independiente y en el proceso de articular un ideal de nación, los calendarios, las revistas, folletines, las litografías, los semanarios, las hojas volantes y periódicos se constituyeron como una vía para la transmisión de ideas, valores, ideologías y, paulatinamente, en una estrategia para la construcción de una educación sentimental. En este sentido, estas publicaciones estarían diseñadas en función de lo que la amalgama entre el editor, el empresario y el impresor consideraran apropiado para sus clientes. Un Calendario Liberal para aquellos con las ideas más progresistas, una litografía mostrando un bello paisaje para los viajeros o bien, un semanario dedicado a las espíritus más sensibles y delicados: las mujeres.    

Entre las numerosas publicaciones que podemos encontrar durante 1840 y 1855 destinadas público femenino, llama la atención el Semanario para Señoritas mejicanas. Educación científica, moral y literaria para el bello sexo: una lujosa publicación periódica destinada para el bello sexo editado por Isidro Gondra e impreso en el taller de Ignacio G. Torres. Esta publicación estaría acompañada de espléndidas y decoradas portadas, figurines de moda, litografías y un contenido editorial variado entre cuyas secciones podemos encontrar: religión, moral, bellas artes, así como una diversidad de textos cuyo objetivo era “instruir deleitando”.

 En el cuaderno número dos del Semanario para Señoritas mejicanas. Educación científica, moral y literaria para el bello sexo publicado en 1840 encontramos, en la sección de Ciencias, un texto escrito por el editor titulado De la utilidad del estudio. Entre sus líneas, el autor expresa: “Muchos se quejan de la ignorancia de las mugeres; pero muchos también han querido sostenerla como una garantía de felicidad para ellos y de seguridad para sus padres o esposos. Se las educa, no como si hubiesen de ser compañeras, sino criadas del hombre y después se deplora esa ligereza que las condena a hacer un papel que o no tiene influencia en la sociedad política, o tal vez contribuye a su desmoralización”.

Portada

El editor comienza con una premisa contundente quizá, se pensaría, incluso reformista y crítica para su época. Más adelanta continúa: “¿en qué pasan hoy [las mujeres] sus mejores años? La mejor educada, en tocar el piano, en copiar algunos dibujos y no del mejor gusto, en bordar un pañuelo o una flor en canevá, y en leer sin distinción alguna buenas o malas novelas y sublimes o medianas o poesías. Así es, que, si la mano de la desgracia pesa alguna vez sobre su familia, y si alguna de ellas se ve reducida a vivir de su talento o de su industria, sólo le sirven sus estudios de ocho o diez años, para hacerle mas insoportable una existencia preparada solo para gozar de la fortuna y no para adquirirla”.

Durante los años de su publicación, el Semanario para Señoritas mejicanas se proponía entonces proveer de la educación que le sería útil a una señorita. Tal como lo menciona su editor, esta publicación buscaría proporcionarle los conocimientos elementales por ejemplo, “[… ] de la medicina doméstica  [que] podrán revelar a las mugeres multitud de misterios que hoy son para ellas incomprensibles. Esos nervios cuya sensibilidad esquisita las incomoda con tanta sensibilidad; ese corazón que palpita con tanta violencia, podrán ser menos molestos a la muger que conozca medianamente la fuerza que anima los primeros y la combinación de su sistema, así como la forma que distingue y las funciones que desempeña el último en la anatomía”.

Julieta

De acuerdo con esta perspectiva, bajo la puntual disciplina de los involucrados en la publicación, serían ellos quienes se encargarían de la delicada instrucción de las señoritas, proporcionándoles un tipo de conocimiento que buscaría “aliviar sus penalidades, distraer sus cuidados o disminuir el tedio de la soledad doméstica”. Esta educación, sin embargo, las mantendría en el recogimiento de “su entorno natural”: el hogar.

La señorita, hija y futura esposa, debía ser un instrumento útil a su sistema familiar y, por extensión, a la sociedad mexicana en su conjunto que buscaba concretar un ideal de nación independiente, libre y soberana. En este sentido, el tutelaje estaría cuidadosamente custodiado por los editores quienes elegirían no sólo el contenido escrito y visual del semanario, en su mayoría proveniente de revistas españolas y francesas, sino el marco de acción de una señorita mexicana, cuyo corazón violento era susceptible a toda clase de tentaciones o desvaríos. Asimismo, se diseñaría una gramática de gestos, a partir de grabados que bien mostrarían la meditación como acto de contrición o un poema cuyos versos podrían leerse como un preciso dictado moral.  

meditacion

En este sentido, el Semanario para Señoritas mejicanas se encargaría de despojar de tecnicismos o conceptos complejos a los textos de carácter científico, para acercar a estas sensibilidades exquisitas a un saber orientado a su formación ya que, en palabras de su editor, “es evidente, pues, la necesidad que hay de reformar el sistema de educación de las mugeres en nuestra república”. Sin embargo, es importante mencionar quiénes eran los encargados de proporcionar ese saber y más aún, cuáles eran los criterios que determinaban su contenido. En lo que refiere a esta publicación, no encontraremos temas de carácter político, financiero o sobre el devenir histórico internacional. Encontraremos textos morales, poemas de cuestionable calidad, explicaciones ligeras sobre las causas del frío y los temblores. Todo ello con un tono suave y gentil para formar a una señorita en el marco de una nación en construcción, montada en el bastidor de su cálido hogar bajo el resguardo del tutelaje masculino y la convención social.

Pasarían décadas para que la mujer mexicana pudiese elegir por sí misma, con libertad y autonomía, el contenido de su educación, para que firmase con su nombre y no oculta en el pseudónimo de una flor, para que construyera una imagen de sí misma y para sí misma. El tránsito entre la señorita rodeada por los pliegues de un amplio vestido a la mujer que abraza su corazón violento estaría marcado por dificultades, vacíos y un proceso largo e irregular.

 Sin embargo, en la actualidad encontramos cada vez más ejemplos de autoras, ilustradoras y narradoras gráficas que están creando formas alternativas de representar la feminidad. Actualmente, las narradoras gráficas mexicanas están posicionándose con mayor contundencia en el medio, provocando fracturas cada vez más visibles en el modelo cultural nacionalista y centralizado. En su obra, notamos un discurso de denuncia frente a los feminicidios, una visualización de las distintas formas de dominación y condicionamiento ideológico y cultural, así como un distanciamiento de los símbolos y estereotipos de la feminidad. En este sentido, su obra evidencia una condición de vulnerabilidad y discriminación constante, así como una crítica a las estructuras de poder.

Atenea

 Entre ellas, podemos mencionar a Iurhi Peña quien, con una paleta de colores brillante y personajes disruptivos, posee una propuesta narrativa y visual que, de forma irreverente y contestataria, resignifica lo femenino y busca apropiarse del espacio urbano. Asimismo, Alejandra Espino, historiadora del arte, artista visual y narradora gráfica, a través de su obra, realiza una exploración de lo femenino desde el arte, sin embargo, su trabajo no se restringe a la representación de la mujer sino a una búsqueda del sentido de la feminidad. Alejandra Espino es también editora de la revista Molusculo, una publicación independiente que presenta artistas disruptivos y dispuestos a distanciarse de las tendencias para buscar una voz propia.

 Por otro lado, se encuentra Atenea Castillo, pintora y narradora gráfica, quien experimenta con las técnicas y formatos del cómic. La artista recurre a la pintura en óleo para crear grandes paneles que narran una historia concreta y autoconclusiva. Uno de los rasgos distintivos de su obra es la resginificación de mitos que son reformulados en un contexto citadino contemporáneo. Influida por el arte sacro y mitológico, la pintura moderna y el cómic, Atenea Castillo recurre a referentes culturales que forman parte de la tradición occidental, pero se apropia de ellos a través de un lenguaje y estilo distinguibles.

Ellas son tan sólo algunas de las creadoras que están presentes y activas en el ámbito del cómic mexicano y que están construyendo una narrativa donde lo femenino no está reducido a sistema de códigos o un dogma de comportamiento sino a una indagación, a una búsqueda sobre aquello que articula el concepto mismo de la feminidad.

En una época que se caracteriza por la transformación y la diversidad, son las creadoras quienes finalmente están decidiendo el tono, los colores, la silueta y las palabras que trazan la figura de una señorita que ha dejado el abanico y camina ahora por las calles para atreverse a cuestionar y reformular las implicaciones de su ser.

Ilustracion 1 Alejandra Espino
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