Opinión

SEND ME YOUR PACK : PRESS KITS QUE MATAN

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Send me your pack : Press kits que matan // Una columna de Arturo J. Flores 

“El adjetivo, cuando no da vida, mata”.

Vicente Huidobro

 

Un Press Kit se parece a una pistola. Si no sabes utilizarlo, lo mejor es que ni te le acerques o te harás daño. Busca a alguien que sepa cómo para que te enseñe o, de plano, para que lo haga por ti.

Un Presskit mal hecho puede, como un revólver defectuoso, dispararse en contra de quien lo empuña. Para muestra, convoqué a mis contactos de Facebook a realizar un experimento.

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Hace unos meses publiqué una convocatoria para que me hicieran llegar los Presskits –equipo o paquete de prensa sería en español– de las bandas a las que pertenecían o estuvieran promoviendo.

Puede ser que muchos lo hicieran con la idea de que escribiría un artículo acerca de los grupos, pero no fue así. Tampoco mentí. Sencillamente dije que me los hicieran llegar porque escribiría algo para mi columna de Marvin. Mi punto era éste: analizar el descuido con que muchas veces se redacta, organiza (o no), diseña y presenta un Press Kit.

Tampoco es por molestar, sino todo lo contrario. Para que en conjunto aprendamos de los errores de los otros.

Porque como periodista musical me llegan cientos de PK. Mi cuenta de correo y mi mesa de trabajo, porque hay quienes aún piensan que es una buena idea enviar un PK físico, lucen como almacenes de biografías, hojas de vida y currículos de músicos que pusieron en manos de uno de sus integrantes, o de un publirrelacionista con más colmillo para venderse él que para venderlos a ellos, la encomienda de hacer contacto con la prensa musical.

Para proteger la identidad de los músicos y no se tome esta columna como una cacería de brujas, omitiré especificar a qué PK pertenece cada extracto.

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LA POESÍA ES PARA LOS POETAS

Resulta muy común que los creadores de un PK confundan la gimnasia con la magnesia y como se trata de agrupaciones relativamente emergentes las que representan, pretendan “describir” su sonido por medio de frases rimbombantes que en el fondo no dicen nada. Algo así como las canciones de Bunbury.

En los Press Kits que me enviaron encontré algunas:

“Una propuesta plena de calidad en todos los aspectos que implica este término”.

“Busca expresar emociones y estados de ánimo a través de historias individuales narradas en cada una de sus canciones”.

“Trabajaron en canciones originales basados en influencias muy 90’s (sic), lo que fue la primera esencia de la banda”.

“Lejos de caer en lo rebuscado (una coma, por favor) el sentido de experimentación y experiencia escénica ofrecen un concepto digerible y poderoso ante la escena actual”.

Yo los conmino a que en vez de intentar impresionarnos con su elocuencia, mejor nos ofrezcan “carnita”. Es decir, información. Ayuda mucho que apliquen lo que en periodismo de vieja escuela se conocía como pirámide invertida: ¿Quién es la banda? ¿Quiénes la conforman? ¿Con qué discos, videos o canciones cuentan? ¿Cuándo y dónde se presentan?

Los periodistas musicales lo agradeceremos.

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MUCHA CREMA A TUS TACOS

¿Por qué Starbucks nunca dice que prepara “el mejor café” ni Coca-Cola se vende como el refresco “menos perjudicial”? ¡Porque nadie se los creería! Aún así, venden y mucho.

Tal parece que a algunos PR’s (entiendo que muchas veces se trata de los mismos integrantes del grupo quienes toman ese papel) nunca escucharon hablar de Leo Burnett, célebre publicista norteamericano, creador de la campaña de “El Hombre Marlboro”, que acuñó la siguiente frase: “No me digas lo bien que lo haces; dime lo bien que me hace cuando lo utilizo”.

Casi la totalidad de los PK que me hicieron llegar se desviven en elogios y loas hacia los músicos que, de tan exagerados, rayan en la incredulidad.

“…es la ÚNICA (las mayúsculas vienen en el texto original) en la escena mexicana con una cantante femenina atractiva que ofrece un rock poderoso y a la vez melódico, canciones potentes y armónicamente equilibradas”.

Decir que una banda es la única en lo que sea, es asumir que se conoce a la TOTALIDAD (ahora las mayúsculas son mías) de los grupos que conforman una escena, lo cual –creo– es humanamente imposible.

“Es el futuro del rock mexicano y de la nueva generación”.

Ahí, humildemente.

“Aburridos de los artistas que cantan con flojera y nos dan el bajón arrullándonos con sueños de galaxias, (nombre de la banda) llega con sabor y buena vibra”.

Compararse con otros para verse superior no es la mejor estrategia, sobre todo cuando en ese mismo PK, ese grupo más adelante se ufana de haber tocado junto a otra banda –muy popular– a la que reconocemos por hacer canciones sobre “sueños de galaxias”.

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NO ES LA LISTA DEL SÚPER

Hubo quienes consideran que a un periodista musical (gente que en teoría escucha mucha música, suele leer revistas, blogs y columnas especializadas, asiste con regularidad a conciertos y/o festivales) le puede impresionar mucho la idea de que una banda haya tocado con, por decir alguien, los Babasónicos.

Por eso enlista cada una de las propuestas mainstream con quienes ha tenido la oportunidad de compartir cartel. Lo cual también resulta muy relativo.

Todos sabemos que hoy en día es muy sencillo que el nombre de una agrupación aparezca junto a otra, porque es muy fácil que en un festival en el que se anuncian dos o tres nombres reconocidos en la parte superior, también lo hagan 300 bandas independientes en letras chiquitas.

Entonces se vuelve insoportable que en un PK se haga un inventario pormenorizado de cada una de las agrupaciones con la que nuestros jóvenes y relucientes músicos indie han podido codearse. Lo mismo pasa con quienes enumeran todos los bares, ferias de pueblo y palenques en los que han tocado.

Les voy a confiar algo que ni se imaginan: nadie lo lee.

Eso sí, entre los PK que tuve en mi bandeja de entrada había uno que suscintamente decía que los músicos habían actuado “en China dentro de un festival en Puyang”. Sin mayores detalles. Híjole, periodísticamente, ESO SÍ ERA NOTA. Y además se menciona casi al final de su texto, perdido entre un alud de autocumplidos, frases barrocas y datos sin importancia.

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No me quiero alargar más, así que resumiré en frases muy puntuales algunas “áreas de oportunidad” que detecté y que pudieran matar el interés que un grupo pudiera despertar en un reseñista de música (¿existen aún?).

 

1.- Menos es más. Uno de los PK que me entregaron tenía ¡23 páginas! ¿Saben cuánto tiempo le puede uno dedicar a un PK? Mucho menos que eso.

2.- Si vas cacarear un huevo, ¡cacaréalo completo! Caso concreto: uno de los PK decía literal: “Ha participado recientemente en la grabación del MTV Unplugged del artista español Enrique Bunbury”. Pero cuando revisa uno los créditos del disco, ¡no encuentra a la artista aludida! No digo que no haya estado, sólo digo que entonces explique qué exactamente lo que hizo en el Unplugged.

3.- UN PK llegó en inglés… y no es que no lo hable, pero ¿qué necesidad tengo, tiene cualquier periodista, de estar traduciendo un PK de un artista latino para publicarlo en un medio mexicano?

4.- ¿Por qué enviarlo por dropbox? Era un inofensivo PDF.

5.- Casi ningún PK incluía fotos que se puedan descargar en alta resolución. La mayoría inunda de imágenes sus PK, pero en formatos que no funcionan para ser publicados.

6.- Los hipervínculos son tus amigos. Hubo quienes colocaban toda la dirección en YouTube de sus videos (www.blablabla…) en vez de poner un botón que nos dirija directamente a él. ¿Saben quién se dará el tiempo de copiar esas ULR?

7.- Hace mucho un amigo periodista que trabajó en la jefatura de prensa de un museo me dijo “yo parto de que los medios son muy flojos, entonces les mando todo hecho, bien organizado, para que ellos sólo copien y peguen”. ¿Saben qué? ¡Es un sabio! Si lo que ustedes quieren es que se publique de su banda exactamente lo que ustedes quieren que se publique, entonces no lo envíen en formatos que no permiten el copy-paste. Los boletines de prensa no tienen copyright.

8.- El PK no es la carpeta de venta. A los medios no nos interesan cuál es su rider, sus requerimientos de transporte, iluminación, patrocinios y alimentos. No sean flojos, hagan un PK y una carpeta para promotores por separado.

9.- ¿Faltas de ortografía en un PK? ¿Es neta? Sí. En lo que enviaron encontré: “y su trabajo a (sic) sido bien recibido…”

10.- El sentido del humor es un recurso original… si leíste esto en 1994. Una banda actual debe tomarse en serio y tomar en serio a la prensa. Si bien puede sacarnos una risilla leer un PK humorístico, no sirve para trabajar. Caso concreto: “se piensan capaces (o no) de forjar un sonido que satisfaga (o no) las exigencias que plantean el rock sucio y pantanoso”.

11.- Contraten un diseñador. Fondos púrpuras con letras verdes, en tipografías indescifrables con cajas de textos tan apretadas como el primer vagón del metro, no despiertan el interés de un reportero musical.

Conclusión: el PK de una banda es muy importante. Sobre todo cuando se trata de un artista emergente. En ocasiones, será lo que haga que uno se acerque a su música. Por eso, hay que pensar un poco menos en uno y un poco más en quien lo lee. Igual que pasa con el periodismo.

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