La noticia de la muerte de Sax, el nombre de batalla de Eulalio Cervantes, integrante fundamental de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, entristece a la escena nacional. A propósito de ello, Justinho Balderas, miembro de El Café de Nadie, recuerda los inicios del combo que a la larga se convertiría en una de las bandas más importantes del rock mexicano.
TXT:: Justinho Balderas
Conocí a Sax en el ensayo de Maldita Vecindad en una bodega de libros de la calle de Ciprés, en la colonia Santa María, a finales de los años 80. Él venía de San Luis Potosí. Se trataba de un Eulalio introvertido, con la timidez del recién llegado a la gran urbe, aunque listo para adaptarse al cambio.
Recuerdo que en el ensayo de la banda todas las voces eran atendidas. Así pude escuchar la participación de Sax: se manifestaba su voz a través del saxofón con el que aportaba líneas melódicas y de improvisación a las piezas de gran fuerza que ya tenía la banda, canciones que escuchó y estudió para enriquecerlas. Fue así como se creó el sonido auténtico y urbano de Maldita Vecindad que se consolidaría en la grabación de su primer álbum, con la alineación de Aldo, Lobo, Pacho, Sax, Roco y Tiki.
En cierta ocasión mi hermano Adilson y yo asistimos como invitados a los estudios Polygram, donde se grabó el disco debut del que hablé, ya que le prestamos al grupo una tarola picolo y mi amplificador de bulbos. Recuerdo a un Sax muy cerca de Gustavo Santaolalla en la consola, aprendiendo del proceso de producción que más adelante desarrolló con otras bandas, incluida la de mi hermano. Para esa grabación, el productor Óscar López les trajo a los músicos instrumentos nuevos de Estados Unidos y recuerdo a Sax negociando comprar un mejor saxofón; en realidad ya tenía uno en la mira, y sí, finalmente se hizo de él para así tocar con 2 saxofones a la vez.
Sax tenía otro grupo con sus compas de San Luis. Con esta banda tocaba en algunos bares de la ciudad y en 1990 alternamos en el L.U.C.C, en una noche para la revista Pusmoderna. Ahí escuché otro material más personal de Sax, más íntimo. Y también supe que se había adaptado rápido. A la ciudad, al sonido maldito, al escenario y a la noche.
Recientemente vi el video de “Otros nosotros”, donde aparece su hijo con su guitarra y Sax lo estrecha y lo abraza. El talento se transmite. Se seguirá contando esta historia.