Los refranes casi nunca se equivocan y hay uno que dice: “Por su obras los conocereis”… luego entonces baste decir que Rodrigo Leão fue parte clave de Madredeus, una agrupación que llevo la música portuguesa a un nivel superlativo de calidad. Además, puede presumir que en Cinema, su álbum del 2004, tuvo, nada menos que a Ryuichi Sakamoto y Beth Gibbons de invitados.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Posee una carrera muy extensa en solitario -ya 17 álbumes-, además de hacer música para cine y colaborar con gente de la categoría de Stuart A. Staples de Tindersticks, Neil Hannon de The Divine Comedy y Kurt Wagner de Lambchop -¡Vaya lujo!-.
Ahora se ha volcado sobre el álbum O rapaz de montanha, el que considera el más portugués de su carrera, ya que es una evocación de La Revolución de los Claveles, el levantamiento militar que derrocó la dictadura de Salazar y el llamado Estado Novo, poniendo fin a casi medio siglo de régimen autoritario, y que coloco flores en los cañones de las armas para enfatizar su pacifismo.
Es por ello que el disco precisamente apareció el 25 de abril de este año y así citar al de 1974; Leão explicó que se trata de un homenaje especial para el cantautor Zeca Afonso (compositor del tema “Grândola, Vila Morena”), y “los músicos que empuñaron sus guitarras contra la dictadura”.
O rapaz de montanha comienza su odiseas de guitarras acústicas y finos arreglos con “O Labirinto”, que establece mucha tensión y emoción a través de una sección de cuerdas impecable; a la postre el disco se completa con otras 15 composiciones (una de ellas un interludio) de una sonoridad tan amplia que sólo permiten que se le llame música portuguesa contemporánea.
Pero de lo instrumental vamos a lo cantado… una tarea que quedó mayormente en manos de Ana Carolina Costa, quien escribió también la mayoría de las letras (a excepción de 3) y funge como pareja del músico y que en “Cadeira preto” suelta una sentencia metafísica: “Si Dios perdona a quién se engaña/ ¿Quién es el que perdona a Dios?”, en una pieza delicada que incluye acordeón.
O rapaz de montanha es una obra impregnada por la memoria y de una estampa muy fina, tal como se muestra en “Estranho imperfeito”, escrita por Gito Lima, y que expande su aroma lisboeta por doquier a través de la interpretación de Ana Vieira.
Es así como el acervo popular se entrecruza con el ámbito clásico y ofrece temas tan sensibles como “Esperança”, cantada por Pedro Oliveira y nos reserva una grata sorpresa para el final; una “Vento sem fim” a cargo de Sofia Leão, hija del autor.
Rodrigo Leão no hace sino engrandecer su figura y su leyenda… la música portuguesa del presente no se entendería sin sus haceres… ¡un grande!
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