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René Cardona III: un adiós al padre del Mexploitation

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René Cardona vacaciones del terror cine
Ambulante 2024

Antes que nada, es necesario establecer que, para bien o para mal, pocos directores mexicanos fueron tan prolíficos y multifacéticos como René Cardona III.

Mercenario por excelencia de la industria fílmica, este director es recordado por la creación de infames sagas de naturaleza ultra-redituable como lo son la hoy emblemática Risa en Vacaciones.

TXT: José Antonio Quintanar

No, Cardona no se andaba por las ramas al momento de extraer sangre de las piedras, misma situación que pronto lo transformó en uno de los paladines por excelencia -sino es que el padre máximo- del llamado Mexploitation.

Por desgracia, muchas veces esta misma inclinación al showbusiness lo convirtió en un autor bilipendiado cuyas producciones se encuentran por los suelos en cuanto a calificaciones de medios especializados.

Para entender la verdadera relevancia del cine de Cardona hace falta abstraerse hacia esos terrenos más “histórico-materiales” en los que el cine se convierte en un agente codificador de identidades, en un influjo cultural que dota de nuevos acentos la cotidianidad de una determinada población.

No es ningún secreto que México tiene una tradición bastante potente en cuanto al cine de temática sobrenatural, misma historia que se extiende desde Fernando de Fuentes hasta nuestro galardonadísimo Guillermo del Toro.

Esta serie de trabajos parecen destacar como muestras ultra-estéticas con respecto al cine de terror; sin embargo, ¿qué ocurre con ese otro cine de manufactura abiertamente cutre? Aquel que, a pesar de su naturaleza decididamente “barata”, logra convertirse en un el referente popular por excelencia de lo que las películas significan en un nivel muchísimo más cotidiano y familiar.

Para muestra de ello sólo basta con poner atención en la contundencia con la que cintas como Vacaciones del Terror -quizás la más identificable de sus obras- se han afianzado en el imaginario colectivo de una sociedad mexicana la cual simplemente no puede dejar de lado ese inquietud por el espectáculo mostrenco, por esas atracciones de feria absolutamente folclóricas que, en buena medida, representan el origen más seminal del fenómeno fílmico.

Sin embargo, el cine de René Cardona III no simplemente fue divertimento rocambolesco.

Cintas como La Noche de los Mil Gatos -estelarizada por un magnífico Hugo Stiglitz- sacan a relucir una inquietud mucho más “artística”, un ánimo de estética de bajo presupuesto que, a pesar de sus limitaciones, rescata las atmósferas más afiladas de la narrativa gótica para reconfigurarla en clave mexicana.

La filosofía de Cardona era explícita: hacer el máximo con los recursos más paupérrimos; misma situación que lo transforma en un auténtico punk del celuloide nacional.

Auditorio BB