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Rag´n´Bone Man: “cuando escuché a Muddy Waters dije, ¡qué es esto!”

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Ambulante 2024

Rory Graham creció en escuchando metal para así deshacerse de las frustraciones propias de la adolescencia, allá, en su natal Uckfield, al sudeste de Inglaterra. Solía encender el televisor y encontrarse con el festival Glastonbury sin saber que era cuestión de tiempo para que se presentara en el mismo y de paso reventase un montón de récords en la industria musical. “¿Neo-soul? ¿Eso dicen que hago? Bueno, está bien si así lo creen; en realidad me considero un cantautor con muchas influencias”, comenta el músico en entrevista para Marvin.

TXT:: Alejandro González Castillo

Y tiene razón. Rory (cuyo nombre artístico nació de un programa televisivo donde un par de indigentes se dedicaban a escombrar en la basura a la caza de algo valor) ha hecho rap, blues y drum´n´bass. Porque para él sólo se trata de hacer música, sin que importen los pegotes que se le adhieran con tal de vender. “Ese es el trabajo de los sellos disqueros”, considera; “los números”. Desde su habitación, el inglés declara que, a pesar de los premios que ha ganado (MOJO y The Sunday Times resaltan sus logros en los BRIT Awards así como el reconocimiento de la BBC), no se metió al mundo de la música para ello; “que la industria me reconozca no es más que una oportunidad para ser mejor”.

Sentado en la punta de las listas de los más escuchados en las plataformas de streaming, con actuaciones estelares en Later… with Jools Holland, Comic Relief y Saturday Night Takeaway, relajado tras haber compartido micrófono con P!nk durante la entrega de los BRIT Awards de este año, Rag´n´Bone Man presume sus tatuajes y enorme barba, apenas conteniendo su corpulencia gracias a los bordes de la pantalla de la computadora. Es así como se sincera para Marvin.

Solías escuchar metal; atendiendo tu disco más reciente, Life by misadventure, uno pensaría en otro tipo de referentes.

Crecí es un sitio aburrido. Allí hay poca gente y no mucho qué hacer. En algún momento de mi vida empecé a escuchar a Guns N´ Roses y Iron Maiden, cosas así. Cuando tienes 14 años de edad es la clase de grupos que importan, cuyos pósters pegas en las paredes de tu cuarto; esas bandas te hablan cara a cara y vaya que pueden ayudar en la adolescencia para liberar la frustración. Yo conecté muy especialmente con Apetite for destruction, por ejemplo. Pero la música que uno escucha cambia todo el tiempo. Cuando empecé a escuchar hip hop me sentía un rebelde porque a mis padres no les gustaba. Escuchaba a los Beastie Boys, y ellos los odiaban.

A estas alturas es complicado imaginarte cantando algo estilo “Welcome to the jungle”.

Recuerdo tener once años de edad y estar cantando en el coro escolar. Una maestra me hizo algún cumplido, dijo que mi voz era buena. Tras ello no canté más, por varios años, hasta que empecé a tocar rock & roll; cosas de BB King y Chuck Berry con unos señores mucho mayores. Tendría yo unos 18 años de edad y tocaba la armónica y la guitarra hasta que me atreví a cantar de nuevo. Entonces todos se quedaron callados, escuchando. Me dijeron que mi voz era buena; fue ahí que consideré poseer un don especial.

Gran momento, descubrir tu talento al tiempo que caías rendido en las redes del blues.

Sí. Bueno, recuerdo cuando escuché por vez primera a Muddy Waters. ¡Wow, qué es esto!, pensé. Nada. Estaba entrando a los terrenos de gente como Howlin´ Wolf o Etta James, quienes poseen voces sinceras, voces que cuando llegan a ti no puedes detenerlas. Bastan los primeros cinco segundos para que dejes todo lo que estás haciendo y te dediques a escuchar. Trato de aplicar lo mismo en mi carrera.

Una buena forma de entender tu crecimiento a nivel masivo es analizando tus actuaciones en el festival Glastonbury, ¿no lo crees?

He sido muy suertudo, estuve tres veces consecutivas allí. Primero me presenté en un escenario enlodado en 2015, ante unas quinientas personas; al otro año crecí, me vieron unos dos mil asistentes. Para 2017 repetí, pero frente a 45 mil. Honestamente no puedo contarte cómo me fue en la última ocasión, no me acuerdo. Yo veía el festival por la TV cuando era niño, ¿me entiendes?

Has roto varios récords en el mundo discográfico, Rory, ¿se siente bien?

No es algo que me importe. Aunque seguramente a mi sello disquero sí. Al comenzar en esto mi motivación sólo era pararme en un escenario para hacer lo que me pone feliz. Los números nunca han sido relevantes para mí.

Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

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