Alguien por el amor de Dios páguele buenos asesores a los candidatos a la presidencia de la República. Más allá de las supuestas "campañas de desprestigio", lo único que está pasando es que la clase política mexicana expone su ignorancia.
A Enrique Peña Nieto no le bastó una, o dos, va en tres y contando. Primero cantinfleó y no pudo decir tres libros, más allá de la memoria, ¿dónde está la habilidad de palabra para salir avante en la pregunta?
Luego su hija le hizo favor de llamar "proles" a todos los detractores y sana competencia… Por último, dice que él no sabe el precio del kilo de tortilla porque no es la señora de la casa… Y se nota que el señor no va al súper ni en defensa propia.
Tal vez el priista necesite de un vocero, al puro estilo del Rey de las Pifias: Vicente Fox.
Recuerdan sufriendo a Rubén Aguilar y la maravillosa frase que pasará a la historia del México-mágico-cómico-musical: “lo que el presidente quiso decir…”
El expreciso Fox se aventó varias grandes: “comes y te vas” (a Fidel Castro, cuando lo invitó a una reunión), “las lavadoras de dos patas” (en referencia a las señoras que lavan a mano), el “y yo por qué” (deslindando responsabilidades), entre otras.
Las campañas oficialmente aún no arrancan. Así que preparen su tolerancia, sus mejores carcajadas y su cara de asombro ante la sarta de tonterías que la política mexicana tiene para ofrecer.
Por lo pronto, ya lo dijo Carlos Fuentes en la BBC: "los partidos tradicionales no tienen soluciones, no tienen propuestas que convenzan a la gente… Los problemas son muy grandes, la política es muy pequeña".
Si no están comprando tortillas o verificando en cuánto está el aguacate los espero en Twitter: @RodolfoZapata
