TXT :: Alejandro Acevedo
“Llego al Planeta Tierra y los Jones, una familia fría y formal me acogen en su seno y me crían en Londres”, así comienza Bowie: Una biografía, escrita en primera persona por Fran Ruiz e ilustrada magistralmente por María Hesse.
David Robert Haywood Jones (conocido como David Bowie) fue, entre otros, Ziggy Stardust, el genio camaleónico, el Delgado Duque Blanco, quien fue marcado por la enfermedad (esquizofrenia) y suicidio de su querido hermano Terry. ¿Habrá tenido que ver este suceso de la infancia con la infinidad de personajes que creó e interpretó Bowie?
A ciencia cierta no lo sabemos, porque respecto a su vida privada, y a pesar de que compartía con su público todo su talento artístico, David fue bastante celoso de su intimidad. Y la obra de Hesse y Ruiz que aquí comentamos es bastante respetuosa de ese deseo (se agradece), aunque hay momentos en los que nos recuerdan profundas declaraciones de Bowie: “Creo que los temas que siempre he tratado han sido los del aislamiento y la alienación”.
Como una especie de mago, David Bowie se desdobló actoralmente con extraordinaria imaginación. Fue alienígena en El Hombre que cayó a la tierra, un vampiro en El Ansia, hechicero en Laberinto… En Basquiat interpretó a Andy Warhol, uno de sus grandes amigos. Y no hablemos ya de los múltiples alter-egos que creó en sus canciones… Allí están el “Mayor Tom” de Space Oddity y Ziggy, el célebre personaje que catapultó su carrera musical.
Necesario es señalar aquí que el escritor Fran Ruiz acierta al mezclar realidad y ficción. David no fue sepultado o cremado, el 10 de enero de 2016 -escribe Ruiz- “Bowie volvió a convertirse en polvo estelar”.
Bowie: Una biografía (Lumen, 2018) se suma a nuestra Bowie-teca por lo que allí se dice pero -sobre todo- por los dibujos de María Hesse que con su dulce estilo ingenuo nos humaniza al poseedor de infinitos talentos que en ocasiones llegó a infundirnos un divino temor.