Durante años, Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950) se fue labrando una carrera contando básicamente las correrías -básicamente sexuales- de su alter ego por los rumbos de Centro-Habana, así como diversas estrategias para sobrevivir aun en la estrechez económica del más duro periodo castrista.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Por supuesto, que en Cuba no iba a encontrar sitio para historias que daban cuenta de que era posible gastarse la existencia follando sin parar y sin esperar alguna otra recompensa que la que no entregaran los cuerpos mismos. Anagrama lo publicó en España y ello contribuyó a que a Pedro Juan Gutiérrez se le considerará un Bukoswki caribeño -algo que sin duda es aplicable-.
A libros como El rey de la habana y Animal tropical hay que sumar el impacto de Trilogía sucia de La Habana: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí (que también existen como libros independientes) para ponderar la literatura del cubano, que más tarde contaría de su malograda experiencia residiendo en Europa -lejos de su medio natural-.
Pedro Juan Gutiérrez siempre ha sido mal visto en su país -donde no agrada lo que cuenta-, pero ha encontrado la forma de vivir como un outsider que se dedica a escribir y pintar (su otra gran pasión). Tal es el contexto que rodea a un Henry Miller del trópico, por lo que leer Diálogo con mi sombra -sobre el oficio de escribir- se convierte en una experiencia intensa por donde se le vea.
En este libro, Pedro Juan Gutiérrez se dio a la tarea de repasar su ajetreada vida, los vínculos con su obra, así como sus influencias y métodos de trabajo. Se trata de un hombre al que le bloquearon su carrera como periodista, que se involucró en relaciones con mujeres mucho más grandes que él y que vio como prohibían el rock y el jazz en la isla.
Se trata de una verdadera máquina de follar que se daba tiempo para leer y él mismo cuenta de los escritores que le influyeron: Kafka, Juan Rulfo, Nicanor Parra, Cortázar, Truman Capote, los cuentos de Hemingway. Completa la mezcla alucinada con comics norteamericanos y escritos de Corín Tellado, que su madre leía sin parar; y claro, reconoce el peso de Bukowski en lo suyo.
Para cerrar Diálogo con mi sombra -sobre el oficio de escribir-, todo un puntual recorrido alrededor del universo de un autor vitalista, visceral y carnal, se incluye una conversación con el cineasta mexicano Guillermo Arriaga.
Vale la pena acercarse a la escritura de Pedro Juan Gutiérrez, toda vez que es alguien del que se ha dicho que se volcó sobre: “La desmesura de la vida, la noche sin tregua, los estragos de buscar por la calle un antídoto que frene la hemorragia de la angustia cotidiana. Y contarlo todo con fiebre, con la desesperación del que se ahoga”, según apuntó Manuel Llorente para el Diario El Mundo.