#PanDeOpio

No tengo ni idea-#PanDeOpio

/
253,570
No tengo ni idea-#PanDeOpio
Ambulante 2024

Un lápiz partido en dos, las manos del mismo ser lo rompieron debido al nervio y la tensión por poblar un lugar común con otros y divergir en silencio para luego vociferar garantías que no es capaz de cumplir. Por esto la especie se divide: creyentes – ateos, civiles- militares, vacunados – no vacunados.

Tanto esqueleto digital y seguimos siendo un lápiz roto. ¡Qué sencillo es romperlo uno mismo! más complejo partirlo entre dos. La división de unos y otros no es más que la tormentosa relación de cada uno con certidumbres y dudas. Y esa costumbre enfermiza de la seguridad plástica al hablar. Porque si algo enseñan en las escuelas no es agitar dudas. Hay que salir de ellas confiado, firme y sonriente. No valen debilidades en este escenario de pixeles con gamas altas y logos que se renuevan sin tiempo de que  el hecho pueda ser facturado.

Antes de que los márgenes de las opiniones sobre nuestros actos se convirtiesen en infinitos, previo a la posibilidad de convertir nuestra vida en un espectáculo abierto al público, tiempo atrás, todo el que la historia posee, ya el “qué dirán” se hacía un trance.

Cada opinión y acto es un dilema que a much@s les ahoga en silencio y a otros tantos les genera una exclamación de seguridad sin espacio para la duda. En ambos casos la batalla se cuece en el interior. Por eso tanto exabrupto y tanto temeridad de valiente al comunicar lo que pensamos.

El arte es de las pocas expresiones humanas con libertad para confundir objetivos y estilos. El nuevo Ep de Reni, Revenge Body, publicado por Ilian Tape, ¿qué demonios es?, ¿psico dub?, ¿break tech?, ¿étnico futuro?, un mar de dudas que se resuelve bailando parajes desconocidos.

Las lenguas tienen veneno que decía Bernarda, el personaje de Lorca en La Casa de Bernarda Alba, obra sobre la locura del qué dirán y la moral. Las religiones requieren de la división entre justos y pecadores para ser la dínamo que mueve la sociedad.

Lo que en verdad nos espanta y desalienta no son los acontecimientos exteriores por sí mismos, sino la manera en que pensamos acerca de ellos. No son las cosas lo que nos trastorna, sino nuestra interpretación de su significado” decía Epicteto en su Manual de la Vida, y decía porque él no lo escribió, sino que lo dijo, y su discípulo Flavio Arriano lo llevó a papel. Similar circunstancia que Platón realizó con las palabras de Sócrates y San Pablo con las de Jesucristo. Pablo que realmente era Saulo de Tarso y como Epicteto, el apóstol griego, era estoico.

Abstente de pasiones, afectos y opiniones”, era el lema de Epicteto.

Las iglesias que fundamentaron Saulo y Zuckerbeg tienen en el opinar la savia que hace crecer sus árboles.

La religiosidad no tiene sentido sin ser ejemplo y camino para almas perdidas que deben saber de su errático proceder, y cómo lo van a saber éstas sino es a través de púlpitos y consejos de los cercanos. Todo pura opinión. No es de extrañar lo bien que se han manejado distintas iglesias en el movimiento anti vacuna. Según una encuesta de Pew Research Center entre los evangélicos blancos de EEUU el 45% no quería vacunarse. 

Las redes sociales solo son opinión, ni siquiera existe la “cosa”que el Manual de la vida recomendaba separar y discernir del significado que interpretamos, las redes son simplemente opinión, no hay manera de seguir los mandamientos del bueno de Epicteto y menos apreciar si la búsqueda de virtud merece la pena.

Y aquí, en este mundo de opiniones, ciber opiniones y morales, nos encontramos en el primer dilema global y al tiempo de todas las democracias terráqueas. De nuevo una división sin aparentes puntos de encuentro. El deber de vacunarse o la libertad de no hacerlo. Para complicar el asunto y no dejarlo en acalorada plática de sobremesa, los gobiernos de muchos, la mayoría, de las antes mencionadas democracias, están cribando a los ciudadanos que rechazaron inocularse la solución preventiva, lo hacen con menos certidumbre científica de la que se suponía sobre el peligro que representan los no vacunados en la evolución de la pandemia hacia un panorama de cepas cada vez más agresivas.

Pero las divisiones alimentan a la sociedad. Así que unos hacen caer todo el peso de la ley posible sobre los señalados anti sistema, y los otros renuncian a la ayuda de la ciencia a la  que día a día se entregan con fe ciega subiéndose, por ejemplo, sin temor a un elevador o devorando ibuprofenos como si fuesen caramelos al menor dolor levemente perturbante. El problema de tanto opinar es que luego se debe obrar y tras hacerlo nos espera un tsunami de más opiniones, sobre todo esas vocecillas antes de dormir.

Consigo mismo cada vacunado se pregunta cuándo le saldrá la joroba, y el anti vacunas si el covid le matará tras una alegre reunión familiar. Ya se sabe que las dudas van por dentro, no vayan a decir  de uno que no lo tiene claro.

 

Auditorio BB