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Él Mató a un Policía Motorizado: Esta noche siempre puede ser mejor

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Ambulante 2024

Era un domingo cualquiera, tal vez un poco menos nostálgico que el anterior, pero sin expectativas de vivir algo diferente. Comenzó a nublarse y la idea de salir no parecía tan grata, pero ya caía la tarde y no había otra cosa que hacer más que ir a ese concierto que habría de cambiar a un público de un estado gris a uno brillante.

Un texto de Pablo Pulido
Fotos cortesía de 2Veintidós
Foto intervenida por Adriana Gallardo

Hay un momento en la vida en la que necesitas afrontar toda reunión social con un gran trago previo antes de arribar. Después de ingerir 3 tequilas y varias cervezas cual salvaje, caminar torpemente un par de cuadras y tropezar con todo para llegar a tiempo a ver una banda que ni conoces y no tienes interés en hacerlo, la idea de estar ahí junto a toda esa gente en un domingo cualquiera, en definitiva uno menos nostálgico que el anterior, comenzaba a agradar.

Pronto salieron al escenario cinco sujetos en ropas oscuras, normales a primera vista, sin accesorios que exigieran atención, nada de frases gratuitas; sólo cinco argentinos que tomaron sus instrumentos y comenzaron a generar una abrumadora atmósfera de romanticismo y melancolía.

Lo revelador fue cuando su vocalista y bajista, con los ojos entreabiertos, como preparado para resentir lo que habría de recitar, se acercó al micrófono y expresó lo que sería la frase más inesperada para un domingo ahora esperanzador: “Sería un milagro que te enamores de mí”.

Después siguieron otras piezas que podrían ser catalogadas como las canciones en español más aterciopeladas que se hayan escuchado en un largo tiempo. Ellos son Santiago Motorizado, Doctora Muerte, Pantro Puto, Niño Elefante y Chatrán Chatrán… Pero lo importante aquí es no la particularidad de sus seudónimos, sino su papel en el desarrollo de una obra sonora que lleva 14 años intimando con el amor mediante un sonido inspirado en Weezer, Sonic Youth y en todo el pop que te puedas imaginar.

Su nuevo disco, La Sintesis O’Konor, es un golpe directo al corazón, en esa parte en dónde crees que todo va a salir bien, como un intento de no generarte expectativas para protegerte de un mal inevitable.

Platicamos con Santiago Motorizado sobre la banda y su música, sí, ese mismo sujeto que en un domingo nostálgico nos recordó que el dolor es proporcional a la felicidad que sentimos alguna vez y se le ocurrió cantarle al amor sin importar la respuesta que pudiera recibir.

Muchos medios remarcan la importancia de haber grabado La Síntesis O’Konor en los aclamados estudios Sonic Ranch, ¿cuál es el papel de un estudio de tal magnitud en el resultado de la obra? ¿Realmente importa?

Teníamos mucho entusiasmo de grabar ahí, pues para una banda como la nuestra, independiente y 100% auto gestionada, esto significaba todo un proyecto de gran presupuesto, y encarar este tipo de producciones siempre trae consigo sus responsabilidades. En el camino también surgieron inseguridades, sientes presión al estar ahí, haciendo algo que ocupa mucho dinero. Pero no creo que un estudio sea determinante, sólo era algo que queríamos hacer, una experiencia más en nuestra colección, porque tampoco queríamos morir sin haber probado un estudio como Sonic Ranch pero, al final, seguimos pensando que lo más importante son las ideas, no importa tanto en dónde se graben, si las canciones tienen algo qué transmitir y generan sensaciones, por sí solas lo van a lograr.

Él Mató a un Policía Motorizado3

¿Existe nerviosismo o temor al momento de exponer tus emociones en algo tan público como lo es la música?

Ahora estoy acostumbrado pero en un principio me costó mucho, pero poco a poco me fui quitando esas pequeñas inseguridades, sobre todo en este disco. Cuando estábamos mezclándolo y habíamos llegado a esa recta final de escucharlo todo junto, noté que había quedado demasiado melancólico, escuchar las canciones una tras otra y notar que se potencializaban, me provocó vértigo (risas)… Pero es algo que he ido aceptando con el tiempo, es parte de hacer música, sobre todo las letras, no puedo controlarlo, voy escribiendo lo que va saliendo, no lo planeo, si las letras salen así, ya no hay retorno (risas).

¿Cómo se conjugan estas palabras tan emocionales entre todo el grupo al momento de construir la música? ¿Cómo contagias a tus compañeros con tus sentimientos?

Los chicos me dan ese rol y confían en mi, siento y trato de que todo lo que escribo para la banda sea correspondido, que de alguna manera nos identifique a todos. Muchas veces he escrito cosas que hemos charlado entre nosotros o de vivencias de algún amigo cercano. Me nutro un poco de las experiencias propias y de las que tengo cerca.

Su nuevo disco, La Sintesis O’Konor, es un golpe directo al corazón, en esa parte en dónde crees que todo va a salir bien, como un intento de no generarte expectativas para protegerte de un mal inevitable.

Estoy obsesionado con dos canciones en particular, “Destrucción” y “Excalibur”. La primera expone ideas muy intensas, mientras que la segunda es más reservada como ocultando algo…

“Destrucción” es un poco mas naïve. Cuando planeamos la canción no tenía letra, empezamos con la música, trabajando en la melodía principal y luego desarrollando esa parte de percusiones que tiene al final, un tipo de clímax que nunca habíamos hecho, con un sonido más bailable de influencias kraut y pop, resultado de estar escuchando Can. El resultado fue un híbrido extraño y me parecía que la letra se podía ir por un lado más cursi. Y “Excalibur” tiene como objetivo poner la atención en algo que no está expresado, que se perciba ese lamento por parte del locutor al haber escuchado algo que se dijo y que el público construya sus propias interpretaciones.

¿Crees que haya emociones que no se puedan decir?

Muchas veces, creo esa es la idea de hacer música y arte: expresar cosas que no se pueden de otra manera. Las palabras y su significado cambian dependiendo su orden, a veces sugieren, rodean una idea pero no siempre puedes trasladarlas a frases directas.

“Siento y trato de que todo lo que escribo para la banda sea correspondido, que de alguna manera nos identifique a todos”. —Santiago Motorizado

Entiendo todo el disco, su sonido, su mensaje, incluso sus colores, todo excepto el título.

Nos gustaba ese conjunto de palabras, buscábamos algo que tuviera misterio, que no fuera fácil de descifrar, que le diera una estética a todo el disco, que corriera en el mismo eje de las letras y de la música. Es el mismo caso para la portada del álbum, darle volumen a la obra, jugar con lo misterioso, no ser literal. Ampliar todo su universo a más interpretaciones.

Staff

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