Opinión

God save AMLO – #PanDeOpio

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God save AMLO – #PanDeOpio
Ambulante 2024

The Orb, dúo de electrónica británico fundado en los 80, cuya obra más interesante la realiza en los primeros 90, acaba de publicar un último trabajo esta semana, Abolition of The Royal Familia. Este título, que debería aplicar “abolir” al house y tech revenidos que incluye el álbum, prescinde de la ironía de aquel God Save The Queen de los Pistols, dispara dialécticamente, sin remilgos, a la Corona, y sirve de muestra del aroma a tiempos revueltos predominante que puede dar al traste con algo más que estatuas.

Aldous Huxley sostenía que los sistemas económicos, sociales e internacionales se basan en “gran medida en el desamor organizado”.  Además de esta falta de empatía, la pandemia añade  zozobra a las sociedades y los palacios que las rigen.  Angela Merkel, Canciller alemana, hace unos meses era historia, un “pato cojo”, como denominan en EEUU a los presidentes que no volverán a presentarse ante los electores. Tras Covid una gran parte de Alemania llora su próxima perdida. Trump, tan solo una semana atrás,  era un gallo de corral, bravo y sin mascarilla, con anti cuerpos patriotas. Hoy se comporta con aires de niño regañado, por su nuevo jefe de campaña se supone, con la cara tapada y pavor al virus, sobre todo por su costo en votos. El gamberrete de club social, Boris Johnson, primer ministro británico, gracioso y frívolo como un general victoriano narrando una épica batalla en alguna colonia de su majestad, omite sus chistes por no causar enfado y sonrojo. El premier sale en los medios cual religioso angustiado por la llegada de las 7 plagas.

El mundo del poder y la política se ha vuelto un juego de dados, a ver qué sale. Ya dijo AMLO que esta pandemia le venía como “anillo al dedo” a la 4T. El mandatario mexicano olió con acierto la excepcionalidad de la situación que permite ajustes insospechados hace nada. López Obrador ha ido militarizando el país a la sombra del Covid, obviando, a pesar de su choque dialéctico contra el neo liberalismo que para el de Tabasco representa todos los males del mundo, lo que dijo Rosa de Luxemburgo: “De motor del desarrollo capitalista, el militarismo se ha vuelto una enfermedad capitalista”. Claro que a la dirigente socialista europea además de los militares le generaba urticaria el nacionalismo. En esta dialéctica  de lo impensable, el propio presidente de México, señaló sus dudas a los procesos electorales mexicanos. Parece el asunto quedó resuelto con la renovación consensuada del Instituto Nacional de Estadística. Ya veremos cómo va la cosa en las próximas elecciones.  Al otro lado del esta semana desbordado por Hanna, Rio Bravo, el cada vez más acongojado Donald Trump, también advierte sobre un posible fraude electoral pergeñado desde las instituciones públicas que su gobierno dirige. Su  opositor, Biden, exclama que si pierde y no se quiere ir, lo sacará el ejército. ¿Alguien imagina este diálogo entre candidatos a la Casa Blanca en otros tiempos? Mientras se endurece la represión contra las protestas raciales, truco ya realizado por Nixon en los 60 que le facilitó la presidencia, Trump se confía a la teoría conspiranoica satánica, señalada desde esta misma columna hace dos meses. El miedo al diablo crece con el movimiento QAnon que a pesar de la censura de Twiiter y Facebook, ya tiene en su entorno 60 candidatos al congreso. La estupidez es incensurable, sobre todo en canales idóneos para su propagación. QAnon advierte contra el control que ejercen sobre el mundo el matrimonio Clinton,  Obama,  Bush,  Soros, Oprah Winfrey, Tom Hanks o Beyonce (QAnon asegura que la cantante no es negra y sus canciones son mensajes satánicos), entre otros. Para los seguidores de QAnon, el presidente, está luchando contra un “estado profundo”. El eslogan de QAnon es una frase de Trump “Tal vez es la calma antes de la tormenta”. Así está la cosa en el hogar del botón rojo.

Pero, cómo se interconectan estas zozobras de hechos y frases con la geopolítica. De nódulos conflictuales no anda escasa la humanidad. Ayer pareció cerrarse, por ahora, un conflicto, otro, greco-turco, por su histórica disputa por las  llenas de sangre aguas y tierras del Mediterráneo. Para añadir tensión al asunto en este caso se trataba de recursos energéticos, gas y petróleo concretamente. El gobierno Turco hace unas horas anunció el cese de la prospección, pero antes la cosa llegó a un punto que Francia envió el portaaviones Charles de Gaulle en ayuda de Grecia, para interponerlo entre la armada turca y la helénica. También parece haber un alto el fuego en Ucrania. No tardaron los manifestantes en tomar las calles de Kiev para clamar por más guerra contra las milicias prorusas. Ucrania es lo único que separa las tropas rusas de las de la OTAN, y van 3,350 civiles muertos desde 2014 por el conflicto en ese país. Siria, Corea, Venezuela, Yemen, Cachimira, siguen activos como un virus sin vacuna.

No todo son malas noticias, si The Orb ha sacado un mal disco con un buen título, Plaid, otro dúo británico surgido en los orígenes de la electrónica, editó un dignísimo trabajo, Polymer, con acertados matices de estilos, música de cámara entre ellos, y un sonido rave sincero pero contemporáneo . Un “crown shy” que acaba en baile es toda alusión palaciega del disco.  Los monárquicos no deben preocuparse por el disco de Plaid, ni siquiera los españoles en estas, sus, horas bajas. Ahora que tirar monumentos está de moda habrá que pensar en erigir nuevos. Por ejemplo a Juan Carlos I, rey emérito, por su encomiable labor, primero en facilitar  la democracia en España y luego por acabar con la monarquía en el mismo país. ¡Qué tiempos estos!

Nota: Horas después de publicarse esta columna, Donald Trump sugirió en Twitter postergar las elecciones por supuesto riesgo de fraude

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