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“Los desesperados”, primera novela de Joselo Rangel de Café Tacvba

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“Los desesperados”, primera novela de Joselo Rangel de Café Tacvba
Ambulante 2024

Ya lo decía una vieja canción de Mono Blanco: “El mundo se va a acabar/ si un día me has de querer/ te debes apresurar”. Y es que en la primera novela de Joselo Rangel existe la amenaza de que un asteroide choque con el planeta y lo destruya todo, entonces la gente es menos calculadora y busca el amor con mayor urgencia.

TXT :: Juan Carlos Hidalgo  |  FOT :: Rhytnm & Books/ Aurélien Perriaud Photographe

Una conversación rock entre alienígenas y amores urgentes…

En Los desesperados (Ed. Seix Barral) no sólo se encuentra el grupo de indie que le da título, sino una galería más extendida de personajes que engarza con una historia de rock y ciencia ficción. Ahí están Los chicle bomba, cuyo cantante toma una droga que hace que se le aparezca una versión diminuta de Cerati vestido como El principito, y el Sabbath, un staff que también es un virtuoso baterista tentado por el mundo del pop y elegido para la abducción alienígena.

Por una parte, encontramos una instantánea de una veta del rock nacional y un desfile de músicos y lugares bien conocidos; en el centro, los acontecimientos detonados por la potencia del binomio amor-desamor, y hacia el final un estallido galáctico que conduce la historia hasta el hallazgo del rock –y su enorme poder- de parte de una civilización extraterrestre.

Nadie puede señalar que en la continuación de la colección de cuentos One Hit Wonder (Ed. Almadia), Joselo no se haya exigido en cuanto a su capacidad narrativa, ya que asumió el reto de integrar elementos diversos en un solo entramado que va del realismo hasta los ámbitos apocalípticos y de intervención extraterrestre.

Playtlist para acompañar el libro Los Desesperados, por Joselo Rangel 

Conversamos a detalle con el guitarrista de Cafeta y colaborador periodístico de Excélsior para adentrarnos en el proceso de creación de una novela que dará de que hablar tanto entre sus incondicionales como en otros estratos del ambiente literario (tan es así que se presenta este sábado 24 a las 16:30 Hrs en la FIL de Guadalajara):

En el centro de la novela están Los desesperados –la banda de rock-, pero al transcurrir la lectura nos damos cuenta que la desesperación abarca a la humanidad entera. ¿En qué momento nos conquistó este estado de ánimo?

Debe ser que el mundo se ha acelerado. La forma en que consumimos la información -las noticias, la música, las imágenes-, va a una velocidad inaudita. El internet vino a acelerar todo. Tenemos a nuestra disposición música que antes era difícil de conseguir, por ejemplo; miles y miles de tracks que con el simple movimiento de un dedo podemos “tener”, y eso, en vez de tranquilizarnos, nos perturba. En vez de disfrutar un disco como lo hacíamos antes, que lo escuchábamos con calma cientos de veces, ahora pasamos de track en track con desesperación. También el internet ha generado esta idea falsa de que podemos ser famosos inmediatamente. Pones tu música (o tus fotos, dibujos o lo que sea) en internet, en Instagram y queremos ser descubiertos al instante…

Por un lado se encuentra ese seguimiento muy realista de lo que le ocurre al grupo, y por otro están la cuestión alienígena y la incertidumbre de un asteroide que amenaza con destrozarlo todo. Mezclar géneros y subgéneros no es una tarea sencilla. ¿Cómo fue que hiciste que funcionara tal combinación?

La verdad es que ni siquiera me doy cuenta de que estoy mezclando géneros y subgéneros. Para mí, esta es la forma correcta de escribir. No puedo dejar de imaginar (y poner en papel) todo lo que se me ocurre. No lo juzgo, solo lo pongo. Claro que al revisar me doy cuenta que recurro mucho a la fantasía. Pero es algo que no puedo, ni quiero, evitar. Mis primeras lecturas fueron libros de ciencia ficción. Aún sigo leyendo una gran cantidad de este género. Soy muy nerd. En realidad, tampoco lo que le pasa a las bandas en el libro es muy realista. Digo, yo no conozco a un baterista que haya subido a un cerro para tocar lo más fuerte posible. Todo lo que cuento no le sucedió a nadie, todo es ficción. Claro que pudo haber sucedido, pero nadie puede venir a reclamarme por usar su vida en mis historias, no son anécdotas.

El cuentista va ganando habilidad para manejarse en las distancias cortas, ¿cuáles fueron los retos para enfrentar la escritura de una novela? ¿te sentiste cómodo al recurrir a la digresión?

En el fondo, esta novela está conformada de cuentos; así fue como nació. El primer cuento que escribí fue el que se convirtió en el primer capítulo: una banda que va al teibol y resulta que una de las teiboleras se parece a la novia del cantante. Se me ocurrió esa situación límite y pensaba sólo escribir ese cuento. Pero los personajes me interesaron mucho, me quedé pensando ¿qué les va a pasar? y entonces me decidí a seguirlos, a cada uno por separado. Si lo notas, cada capítulo sigue a alguien distinto y al mismo tiempo hay un avance cronológico. Mi idea era un libro de cuentos, pero al mostrar el borrador, amigos lectores y editores, me sugirieron hacerlo novela, conectarlo en un gran todo. Y en ese momento se me ocurrieron muchas más cosas. El libro ganó mucho con las sugerencias externas. Me gusta más como novela.

Plantear que el rock mexicano necesita un mártir es una propuesta hasta cierto punto peligrosa; ¿esperas que provoque polémica viniendo de tu pluma? Cierto es que en la novela funciona muy bien, pero sin problema puede traspolarse a la realidad.

Espero que no. Ni que provoque polémica, ni que a un loquito se le vaya a ocurrir hacerlo. Bueno, si provoca polémica está bien, así en una de esas me leen. Somos un país que no lee, ya sabemos, así que si hay polémica a lo mejor me convierto en best seller. No estaría mal.

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En la narración aparecen figuras conocidas, lugares importantes de la escena nacional, costumbres muy propias de los músicos. ¿Cómo fue que fuiste haciendo equilibrio entre detalles puntuales del mundo exterior y el desarrollo pleno de la ficción?

No me lo cuestioné. Lo que me interesa es contar historias, no mostrar una escena musical, o el ambiente en el que transcurre mi vida. Cada capítulo contiene una historia muy clara. Puede contarse en una frase, como lo hice en una anterior pregunta: “una banda va a un teibol y una de las teiboleras se parece a la novia del cantante”. O, “el productor de una banda les da a estos una droga de la verdad en una de sus reuniones para discutir sobre su disco”. Lo que hice fue utilizar todo lo que tengo alrededor para contar estas historias, no me importaba que fuera algo real o imaginado, lo que me importa es la historia y utilizo cualquier herramienta para contarla.

Roto –el líder de Los desesperados- acumula muchas de las mañas y manías de los rockstars; ¿hasta qué grado te interesó plasmar los arquetipos de los músicos latinoamericanos en la novela?

Me encantan los chistes que hay sobre bateristas, bajistas, cantantes, guitarristas, etc., etc. Porque, aunque generalizan (y se supone que no es políticamente correcto generalizar) la verdad es que describen muy bien al músico a partir de su instrumento. Es mágico: tu instrumento te define. Los clichés son clichés por algo, lo mismo que los arquetipos. Usar arquetipos-instrumento me ayudó a contar mejor las historias que quería contar.

¿Te incomodan esas voces críticas y maliciosas que atribuyen el éxito de tus libros a tu posición como músico de fama internacional?

La fama es algo extraño. Sé que mucha gente me leerá porque soy Joselo Tacvbo, pero muchos otros no me leerán por lo mismo. De hecho, hay más gente a la que no le gusta mi banda que fans, si no, seríamos los Rolling Stones o Luis Fonsi. He conocido gente que me lee por morbo, esperando poder burlarse de mí al final del libro, destrozarme, pero luego van y me dicen: “¿Oye? ¡Escribes bien! Me gustó tu libro. Ah, por cierto, odio a Café Tacvba”.

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¿Te has mantenido apegado a tus principales influencias literarias o durante la escritura de esta novela te has dejado empapar por otros autores?

Nunca paro de leer, y mis lecturas son muy variadas, como te decía: leo mucha ciencia ficción, pero también literatura clásica, biografías, ciencia, mucho cómic, autores gringos, canadienses, latinoamericanos, mexicanos, novela negra. Ya no sé que me influencia y que no. Además, ya entendí que no hay que hacerle caso a esa vocecita en mi cabeza que me dice: “esto que estás escribiendo no suena como tu autor favorito”. Es una lucha diaria: callar a esa pinche vocecita. Pero a veces lo he logrado.

Últimamente parece que la literatura que tiene que ver con la música se multiplica; Desde tu perspectiva, ¿a qué atribuyes este importante envión?

No lo sé. A veces lo agradezco, es lo que esperaba desde que empecé a leer, tener más información de los grupos y géneros que me gustan. Pero de repente me caga no tener tiempo para leer, y dinero para comprar todos los libros que salen, biografías, etc. Bueno, digamos que dinero si tengo, pero se supone que no lo debo gastar en eso, sino en comida para mis hijas y las colegiaturas. Ya hasta mi hija pequeña me reclama, con los brazos en jarra, cuando me ve llegar con una bolsa llena de libros nuevos: “¿¡más libros, papá!?”

¿Estás ya escribiendo un nuevo libro? ¿Podrías adelantarnos algo al respecto?

. Estoy escribiendo ahora sí una novela. Concebida así desde el principio. Es sobre una Santa que cura cantando. Escribo a mano en libretas delgadas. Llevo tres. Creo que todavía me falta llenar otras tres o incluso cinco. Las libretas son delgaditas, así que no será un tabique. Aunque sí me gustaría escribir algún día un tabique. Me encanta leer libros gruesos y pesados.

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