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Kill Your Friends: American Psycho versión Britpop

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Ambulante 2024

TXT: Toño Quintanar

IMAG: Altitude Film Distribution

El Britpop fue un fenómeno el cual representó el resurgimiento de algunos de los arquetipos más majestuosos y propositivos de la era dorada del rock n roll.

Misma situación que se vio acompañada de la llegada de una serie de inquietudes existenciales las cuales tenían como principal misión sacar a flote ese caudal de pasiones que formaban parte intrínseca de una generación la cual deseaba desligarse del mundo alienado construido por sus padres y abuelos.

Por supuesto, dicho asunto también sirvió como campo de cultivo para inexorables despliegues de ambición y narcisismo que habrían de definir el ámbito de la industria musical propia del Reino Unido de la década de las noventa.

Con el fin de explorar dicha situación, el director Owen Harris presentó en el año del 2015 una cinta la cual fungió como una hipérbole cuasi-siniestra del electrizante mundo del Britpop: Kill Your Friends.

Estelarizada por Nicholas Hoult (actor quien, a pesar de su excelente trabajo, no ha terminado de recibir el reconocimiento que se merece), esta cinta nos introduce en las estrambóticas experiencias de Steven Stelfox, exitoso productor musical quien está dispuesto a hacer lo que sea con tal de asegurar su lugar en la industria del entretenimiento sonoro.

Las drogas, el sexo y el hedonismo clasista son los principales ingredientes cotidianos de este transgresor protagonista quien, ante el cada vez más competitivo panorama del ambiente musical, decide abrazar a sus pulsiones homicidas como una herramienta final de superioridad.

Todo esto ambientado en un esplendido 1997 donde la música de bandas como Blur y The Verve se erigía como el nuevo himno de una humanidad quien estaba lista para abrazar su identidad más franca y estremecedora. Situación que, por supuesto, da pie a un soundtrack verdaderamente exquisito.

La relación de esta cinta con la American Psycho de Mary Harron es inevitable en la medida en que ambos discursos nos presentan a un predador humano por excelencia quien, al alcanzar esa serie de rasgos que definen a los hombres plenamente “exitosos” de nuestra era, decide dispensar de cualquier tipo de remordimiento.

Sin embargo, existe una diferencia abismal entre estos personajes la cual radica en sus motivos homicidas. Mientras Patrick Bateman asesina por el simple placer que dicha acción representa; Nicholas Hoult lo hace con el fin de conservar los privilegios de su estatus como “aristócrata” industrial.

Mismos rasgos que convierten a este último personaje en una metáfora acerca de aquellas prácticas plenamente deshumanizadas que se han naturalizado de manera prominente dentro de nuestra civilización.

Sin embargo, también debe de destacarse ese notable hartazgo que Nicholas ostenta frente a las cada vez más ridículas imposiciones culturales de una sociedad occidental que hace de cualquier nimiedad un auténtico fenómeno de masas.

A pesar de su carácter repugnante, no podemos evitar sentirnos identificados con este transgresor protagonista quien se ve arrastrado sin remedio por esa ola titánica que resulta ser su propio deseo de reconocimiento.

Al igual que lo hiciera Mary Harron en el 2000, Owen Harris nos recuerda que el monstruo más aterrador es el que vive dentro de nosotros mismos; esperando un momento de debilidad narcisista para aflorar en toda su complejidad.

Staff

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