El horror creado en japón es una plataforma la cual se encuentra regida por códigos inenarrables; mismo fenómeno que pareciera llevar a extraños casi insoportables las capacidades sugestivas de lo abyecto. Junji Ito, artista originario de Gifu, es muy probablemente, una de las muestras más potentes de dicho asunto.
Las historietas creadas por este visionario artista podrían definirse como legítimos receptáculos de esa serie de extrañamientos que Sigmund Freud señaló como vitales al momento de definir a aquella categoría estética y anímica a la que llamamos “lo siniestro”.
Al lo largo de su carrera, Ito se ha encargado de crear una serie de situaciones pesadillescas las cuales resaltan por su afilado influjo sugestivo, mismo que se clava de forma férrea en el inconsciente del espectador para adentrarlo de lleno en escenarios tremendamente macabros.
Fuertemente inspirado por el trabajo de H.P Lovecraft, Junji ha cultivado una extensa colección de monstruosidades entre las que destacan trabajos como ‘Tomie’ y ‘Gyo’.
Sin embargo, no cabe duda de que la joya por excelencia de Ito es ‘Uzumaki’, manga el cual narra el paulatino descenso de un pueblo nipón hacia la locura después de que una serie de sucesos paranormales comiencen a manifestarse en sus calles.
A pesar de esa maestría cuasi naturalista con la que es capaz de retratar mundos dantescos, el principal punto fuerte del trabajo de Junji es esa finura casi quirúrgica con la que logra escarbar en la propia fragilidad del ser humano.
Sus personajes se tratan de auténticos conejillos de indias quienes dejan al descubierto la galería de sufrimientos que esconden tanto nuestro cuerpo como nuestro inconsciente; mismo fenómeno que se ve explorado mediante un horror corporal el cual, valiéndose una serie de transformaciones monstruosas y degradaciones dantescas, se transforma en la metáfora ideal de ese estado de melancolía perpetua en el que se encuentra sumida la psique de nuestra especie.
