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José Madero: “Me considero un artista de culto”

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Basta que haga acto de presencia para que las aguas se enturbien. Luego, si abre la boca, ya estamos hablando de que un maremoto se desate sin remedio. José Madero Vizcaíno es uno de los personajes que más polémica levanta en la escenografía del rock nacional. Hay quienes lo proclaman genio mientras otros consideran que escucharle es cometer suicidio. En medio del campo de batalla, el de Monterrey sigue en lo suyo, soltando canciones. Las dos más recientes: “Suspira sobre mí” y “Cum laude”. 

Con siete álbumes firmados con PXNDX, tres libros con su nombre en la tapa y una carrera solista lo suficientemente jugosa como para llenar el foro donde se anuncie, José Madero dice obrar como le viene en gana y que si sigue buscando el éxito es con tal de continuar enfocado en hacer lo que ama. Y lo que le enamora es crear canciones, sin más, un terreno donde se considera una rara avis, por cierto, pues escribe en contra de su voluntad temas cada vez más complejos, como él mismo reflexiona. En este sentido, el músico se siente orgulloso de su labor como compositor en días donde el público busca “no batallar”, prefiriendo las “típicas canciones de amor, dolidas”. “Yo no suelo hacer canciones de amor. Sería muy raro que algo así saliera de mí. Y si pasara evitaría escribir precisamente la palabra amor”, sostiene seguro.

“‘Cum laude’ y ‘Suspira sobre mí’ son temas hermanos que juntos narran una historia completa, una relación sentimental, pero ninguno tiene más importancia que el otro”, revela el regiomontano, admitiendo que se trata de canciones que “se volvieron proféticas”, pues a pesar de que nacieron en los terrenos de la ficción terminaron siendo biográficas. Un par de composiciones donde, como es costumbre para José, no hubo limitaciones “en cuanto al uso de alegorías, palabras rimbombantes o complejas”. No es la primera vez que esto sucede, subraya especialmente el autor, trayendo al cuento dos canciones más: “Rey ahogado” y “Luciérnaga”. La primera, una tonada “extraordinaria”; la segunda, “muy pesada de escuchar”.

Sin embargo, pese al laúd de hate que el de Monterrey despierta con cada mínimo movimiento, y aunque se le tacha de soberbio, en entrevista se muestra atento. Sencillo. Hilando las palabras adecuadas. Y no muestra temblores de voz cuando se acerca a terrenos que, sabe, alimentan el morbo de sus detractores, allí donde el ego refulge. La fama, los amigos, la industria musical, sus fans. El desamor. Deja saber que tiene tatuada una frase de Stephen King y que estuvo cerca de hacer lo mismo con otra de Bruce Springsteen, también que se acerca un álbum nuevo suyo y que, pase lo que pase con sus canciones, nunca se agüita. Personaje protagónico en esa puesta en escena llamada rock nacional, que nadie se atreva a dudarlo.

¿Cuál es el carácter de “Suspira sobre mí” y “Cum laude”? 

He estado sacando multitracks últimamente, un esquema de lanzamiento que exploro con mi disquera. Está de moda sacar una canción y luego de unos meses otra, y así uno se la lleva hasta que sale el disco entero. Yo llegué a hacer lo mismo pero, no sé, no me gusta. Siento que a los fans tampoco. Entonces estoy experimentando con dos canciones al mismo tiempo. A la fecha he sacado tres multitracks y voy por el cuarto. Luego vendrá el álbum.

¿Consideras que tus composiciones se están complejizando cada vez más?

Yo creo que sí, se han vuelto más complejas en contra de mi voluntad. Cuando escribo no suelo limitarme en cuanto al uso de alegorías, palabras rimbombantes o complejas. Pero al final creo que sí estoy profundizando demasiado cuando el entorno musical hoy en día, y no siento que hable mal de nadie en específico al decir esto, tiene letras mucho más digeribles, sencillas. El público es lo que quiere, no batallar. A veces como que sí me frustra esto. Por ejemplo, “Rey ahogado” es un tema muy peculiar que habla de la relación que sostienen el artista, el fan y la canción. El primero escribe y canta un tema con el cual tiene que vivir para siempre, mientras el fan reproduce la canción para abandonarla a placer. Se notó que este sencillo no conectó al cien por ciento, pero no por eso me voy a limitar, a dejar de escribir como lo hago.

Hablas de frustración.

Mh. Es difícil, porque yo escucho “Rey ahogado” y se me hace extraordinaria, tanto el tema, como la música y la melodía. Sé que tiene una letra difícil, pero no por eso va a dejar de gustarme, la tocaré en todos los conciertos de esta gira. No me frustra, está bien, yo sé que muchos conectan más con las típicas canciones de desamor, dolidas. No pasa nada, estoy en paz con eso. “Rey ahogado” tiene un lado B, “Luciérnaga”, una canción muy pesada de escuchar, pues habla de un feminicidio, de la experiencia de una madre que pierde a su hija. Es densa. Yo sabía que no tendría las reproducciones que mi equipo alrededor podría esperar, por la naturaleza de la lírica; pero no por eso me agüité.

Saqué un EP llamado Aurora que habla del lado oscuro de la fama, y también entendía que no iba a conectar con el público porque se trata de vivencias mías, de malas experiencias que he tenido por ser reconocido en la calle, de cómo se esperan ciertas conductas de mi parte por ser una figura pública. La verdad es que estoy orgulloso de la actitud que he tomado. No siempre hay éxito comercial. Yo saco mis canciones, si pegan qué bien, si no pues ni modo. Las voy a seguir tocando en los conciertos. Quien no las quiera escuchar que vaya por unas palomitas o una cheve mientras yo me doy ese gusto.  

¿Sueles hablar de esta clase de temas con colegas tuyos, de lo complicado que a veces es entenderse con el público?

Tengo muy pocos amigos en la industria, y con los que mantengo contacto no toco este tema en particular porque puede sonar medio arrogante. Así, de, ¿y a ti cómo te va con tu fama? Yo me considero un artista de culto, y no lo digo como algo bueno. Llevo más de 24 años en la industria y hubo un momento en el cual mi banda fue extremadamente popular, y quizá mi nombre también. Ahora estoy en un lugar donde me gusta estar. Si me preguntas si quiero ser más famoso, te diría que no. Y no porque ya tenga suficiente, sino porque no estoy en esa parte de mi vida donde quiera ser más popular.

Amo lo que hago, y busco tener cierto éxito para justamente poder seguir haciéndolo. Platicar de todo esto con otros artistas podría sonar medio mamón de mi parte. Con mis amigos hablo de futbol, libros, televisión. ¿Hablar en sí de música? Acaso charlaría de qué bandas nuevas están sonando, pero, ¿así, de nuestras carreras? Todo el día hablamos de eso, qué hueva seguirle cuando estás echando trago, o un café.

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Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

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