1.La leyenda: Enfrentarse a una siempre impone respeto. Ésta tiene más de 80 años de edad. Fue integrante del Theatre of Eternal Music y heredera de las enseñanzas de La Monte Young, cofundadora de The Velvet Underground, productora de Patti Smith y más. En su segunda visita a México (la primera pocos la recuerdan, en el desaparecido Hard Rock Live) nos ofrece una noche en donde alterna con The Creatures (Siouxie y Budgie).
2. El público: El hermoso foro de la calle Donceles permanece con lugares vacíos, lo cual habla de la ignorancia acerca de la trayectoria e importancia de John Cale. De los que allí están, escuchando, algunos gritan con euforia desmedida, cual si estuvieran en un concierto de k-pop.
3. La música: Cale y su trío salen al escenario. Nadie lo anuncia. Los tres apenas y se toman tiempo para agradecer el recibimiento y abren con “Paris 1919”, pero se les siente tensos aún. A la siguiente canción logran conectar con la gente y entonces comienza el viaje. Lo atractivo es que así como su persona, la música del galés se mantiene vital y “Company commander” es una muestra de ello: agresiva, en una vena post-punk, con un asqueroso tufo a vanguardia.
4. Truco: El artista y compañía echan mano de composiciones tomadas de sus más recientes álbumes: Mercy y Poptical illusion. Pero los nuevos arreglos de estas versiones en vivo hacen difícil reconocerlas. No importa, podrían llamarse de otra manera; el resultado es el mismo, música intensa a la cual no es necesario ponerle membrete alguno porque resulta subyugante a lo largo de los 70 minutos que dura el concierto. Sin embargo, en ese lapso, y casi para cerrar, se entrega la velvetiana “I’m waiting for the man” y como gran final una versión al “Heartbreak hotel” de Elvis, ésta irreconocible.
No hay encore, sólo desconcierto ante la ausencia de una más. No importa, la tanda es suficiente para paliar una ausencia de 26 años sin pisar ningún foro nacional. John Cale, la leyenda, difícilmente regresará a nuestro país.
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