Alerta: esta reseña contiene spoilers menores.
‘It: Chapter Two’ es un conjunto de aciertos y errores que dan como resultado una cinta posiblemente balanceada.
En primera instancia, es necesario destacar que esta película es bastante superior a su primera entrega de hace dos años; misma situación que ya es un auténtico logro.
Muy probablemente, lo mejor de esta segunda entrega son sus pocos -aunque muy interesantes- guiños a la novela original.
Un ejemplo notable de dicho asunto es la secuencia del regreso de Pennywise, misma que recrea cuadro por cuadro el pasaje del libro homónimo.
Al arrancar con esta escena, la cinta se alza como un proyecto sumamente atrayente, sin embargo, esto no se trata más que de un guiño cariñoso a los fans, ya que la película pronto se desentiende de esta perspectiva casi literaria para volver a un modo narrativo mucho más digerible. Una verdadera tristeza, ya que si hubiera conservado esta misma perspectiva la cinta hubiera resultado mucho más interesante.
Al mismo tiempo, se agradecen secuencias como aquella que relata la llegada de Pennywise a la Tierra, sin embargo, hubiera válido la pena que el director se aferrara de forma un tanto más tozuda a la esencia de cada uno de los elementos que forman parte del personaje original. Esto con el fin de capturar de forma profunda esa relación que persiste entre Pennywise y la propia violencia social que define a Derry.
Los cambios que se hicieron con respecto a la trama original no resultan tan molestos aunque vale la pena preguntarnos si todo lo que ocurre en la cinta no es más que un pretexto para presentarnos secuencias grandilocuentes las cuales terminan cansando al espectador.
A lo largo de sus casi tres horas de duración, ‘It: Chapter Two’ nos ofrece muchos -muchísimos- momentos de terror. Algunos resultan sumamente acertados, sin embargo, muchos otros simplemente salen sobrando.
Esto nos lleva a uno de los principales errores de la cinta: el excesivo uso del CGI al momento de concebir criaturas aterradoras.
‘It: Chapter Two’ es una cinta la cual sabe crear una interesante atmósfera opresiva. Sin embargo, al igual que en toda cinta de terror, el éxito definitivo de esta empresa depende de su capacidad para mostrarnos espantos que, hasta cierto punto, logren establecer cierta lógica con el mundo anteriormente retratado.
Secuencias como la de la reunión de los Perdedores en el restaurante chino devienen en un exagerado y complejo despliegue de efectos computarizados que, si bien logran concebir criaturas interesantes, no logran impactarnos en ese aspecto orgánico que es tan necesario en el cine de horror.
Las tres horas de duración eran algo absolutamente necesario. Después de todo, era preciso narrar una buena cantidad de acontecimientos los cuales, en la novela original, se encargan de generar todo un entramado emotivo y atmosférico alrededor del receptor; sin embargo, vale la pena cuestionarse si esta nueva entrega no desperdició buena parte de su duración en “sustos” francamente estériles.
Sin embargo, a pesar de estos desfalcos, podemos aseverar que esta producción no sólo es bastante superior a su predecesora, sino que también es mucho más justa con respecto al ánimo absolutamente trágico, pero también bellamente evocador, de la novela original.