“Estar borracho de vida y no de muerte”
Leopoldo María Panero
“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”
Cesare Pavese
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Hay imágenes provistas por una canción que siempre serán un detonante o que deberían estar al comienzo de las historias; no me cuesta imaginar al poblano Iván García sobre un banco alto de un garito del centro, pulsando su guitarra y soltando sus frases caladoras: “ Pero si un día visitas esta ciudad/sabes que siempre estaré/ acodado a la barra de este bar…”.
Pero el hombre fuerte de Iván García y Los Yonkis decidió que debía de ser la 26 de un Baladas Tristes que consta de 30 canciones y que se erige como todo un manifiesto personal sobre la manera en que ha decidido vivir, moverse en la música y observar al mundo.
En aquel añejo bar tomaría mi sitio y esperaría a que termine“Acodado”para decirle que ya le tengo un trago servido para beberlo en compañía de los amigos… al apurar veloz el alipús le diría que nos hemos citado una vez más con Daniel Johnston, Lázaro Cristóbal Comala y Phil Ochs, para acordarnos de las viejas “canciones de actualidad” y prenderle fuego al mundo.
Estaríamos ahí porque lván también ha escrito “Despacio y en silencio”, en la que nos remonta también hasta 1963 al rememorar el The Freewheelin’ Bob Dylan…. siempre hay momento para acordarnos de donde viene la magia, la grasa y algunos secretos del oficio.
Pero no debemos olvidar que estamos libando en Baladas Tristes y “Despacio y en silencio” es su segundo track y cuya sentencia es inapelable:“Es tan rápido el amor que me puedo hacer pedazos”; para amar hay que tener la certeza de que se puede llevar el peso del mundo sobre la espalda.
Y es que no es sencillo versar bien acerca de rupturas, quiebres y partidas…Iván lo entiende: “Deja en el buzón todo lo que fue/este extraño amor con canciones folk/ botas de obrero y peinados pin-up”; “De vez en cuando”está en el sexto lugar y habla de fantasmas dolientes, aceptación y la prudencia para aludir a un jersey tan a lo Aute y Neil Young.
Él sabe bien que el reto es encontrar el equilibrio entre el manejo del lenguaje y el arte musical… es entonces que se exige, que malabarea el diccionario y los acordes, hasta llegar a una síntesis contundente: “De que árbol torcido proviene mi genealogía/ uno que producía cosecha del fruto prohibido/ en qué día nublado fui parido y arrojado/ que llorando he llegado a un mundo en agonía”.
“Baladas Tristes” nombra al octavo álbum y además le da sentido, dado que se establece como el trabajo más abiertamente confesional hasta la fecha y para explicitarlo basta con recurrir al tema de apertura; “La cantaleta” es un pronunciamiento… un manifiesto, acompañado de vientos y en clave de una tonada de vodevil: “Ya superé la edad de Cristo, al Buck, al Jack y al Tonayan/ Ya mesuré el consumo de vino/ cerveza clara para desayunar/ bebo de viernes para domingo/ los lunes son para descansar”.
Pero la vastedad de Baladas Tristes permite abordar otros registros y temáticas; es por ello que podemos instalarnos ante la décima pieza;“Baile”que es tan noctámbula que ronda esos “boleros enfermos de amor”y que concreta una anhelada colaboración con el hombre fuerte de San Pascualito Rey… unas discretas percusiones y un piano envuelven el encuentro de voces entre lván y Pascual Reyes, quien demuestra toda su peculiaridad y potencia; en un punto, Carlos Iván Carillo acomete con una guitarra que hace patente lo buen músico que es.
Pasamos entonces del momento afrancesado de su letra, para saltar casi hasta el final del disco y colocarnos ante un corte muy robusto y emblemático de una entrega doble… de las que casi ya no se hacen… buscando la unidad en la diversidad; “Ataúd” danza lentamente sobre la misma pista de Tom Waits -con un viejo piano por delante-; una melodía que procede del laberinto de los tiempos y aparece para insistir en la pérdida y el desamor: “La verdad es que quiero claudicar/ cada día al despertar/ y constatar que te he perdido”.
Tiramos los dados de las Baladas Tristes para ir del lugar 28 hasta el 16 y repasar otra de las colaboraciones; “Estrella de karaoke” contiene la presencia de Saúl Fimbres y les permite evocar a “I Can’t Help Falling in Love” de Elvis, el Rey del rock and roll, mientras la música se deja ir con un country tabernero a toda regla: “En un karaoke triste/tu eras la estrella y yo era del montón”.
Y como a lo largo de su trayectoria Iván García y Los Yonkis siempre han tenido esa pátina vintage, pues no podemos saltarnos la bola 8 -la negra-y es menester repasar “Perdido”, que desvela la pasión futbolera del cantante-que se reparte entre el Atlético de Madrid y el Puebla, y en la que aparece una vez más una guitarra precisa de Carlos Iván Carrillo, sobre una batería electrónica. “Perdido” está construida a la usanza de Sabina -“El flaco de Úbeda” y en ella fluye un excelente manejo narrativo: “Somos hijos de un proxeneta con seguro social/ que fue por cigarros a otro sistema solar”.
Pero el periplo no estaría completo sin un homenaje a una diva noventera, que años después fue atrapada robando; “Winona”-la canción 18- expresa su cercanía con la cultura pop,así como un tufo a Generación X. Se trata de un tema atascado de fascinación y nostalgia: “Su sonrisa es aurora sobre los aparadores/ de los viejos videoclubes/ donde uno se enamora”.
En su origen, la balada -que contaba la gesta de alguien- tenía algo de épico… de heroíco… tiempo después obtuvo esa connotación amorosa por la que se le conoce mayormente…. pues vaya, con justicia habremos de señalar que estas Baladas Tristes poseen ambos aspectos.
Allí está ese romanticismo rock & roll, un atisbo a la tradición country, más el tributo a los orfebres de la canción y ahora -¡toda una celebración!- un coqueteo con un corrido tumbado que ayuda a expandir la estética de su repertorio; “Confieso” contiene el sonido de esa guitarra de cuerdas de metal y el acompañamiento de vientos que abren una senda nueva y emocionante para probar, manteniéndose fiel a sus letras: “Te confieso que hasta fui feliz/ que hasta descubrí en mi mueca una sonrisa/ te confieso que hasta me perdí/ y eso que soy un gato con la brújula incluida”.
Instinto beatnik, convicción underground, dedicación musical en expansión…Iván García ha asumido un gran reto y en Baladas Tristes encontramos tanto a un compositor como a un grupo mucho más rodados… ambiciosos; instrumentistas apasionados que disfrutan de varias tradiciones y saben hacerlas suyas.
Estas Baladas Tristes trasudan vida… un afán de danzar sobre el filo del peligro… y que nos convence de que pertenecemos a una especie bien distinta… una que se aferra al amor y conoce los secretos del dolor, tal como se plasma en “Mátame”: “Levantarme y después morir otra vez/ como aquellos raros seres/que nacen y mueren a capricho del sol”.
“La vida es una lucha constante entre el miedo y el coraje”
Mariana Enríquez
“No hay superficies hermosas sin una terrible profundidad”
Federico Nietzsche
El álbum se encuentra al momento disponible por esta vía: https://losyonkis.bandcamp.com/album/baladas-tristes
También te puede interesar: Cabaret de Galaxias #57: estos últimos días… allá donde esté el cielo