No es novedad que el cine de terror sirva como medio para poner el dedo sobre la llaga respecto a problemas coyunturales. Huesera (2022), de Michelle Garza Cervera, no es la excepción. La película se separa de manera brillante de las temáticas que han dominado al cine nacional durante la pasada década. Aquí la directora va incorporando capas temáticas que van desde la imposición a la maternidad y la validación social de la mujer; al machismo, la división de clases sociales y los conflictos del paradigma de la familia mexicana.
TXT:: Jacobo Vázquez
Huesera es una película poderosamente femenina. Otro acierto de una directora que, con la gran actuación de la protagonista Natalia Solián, genera un universo de situaciones donde seguramente muchas mujeres se verán reflejadas. Ahí están los conflictos existenciales, las relaciones familiares y la sexualidad; el ángulo femenino perfectamente descrito, narrado de una manera punzante, aguda. Es frontal la película. Quizá descoloque a algunos y esa es, sin duda, una de sus mayores virtudes.
Otro personaje fundamental en la historia es la música. Garza Cervera se declara seguidora del dark, específicamente del post-punk que tan de moda ha estado en los últimos años, a partir de la cuarta ola revival. Las canciones de Décima Víctima y Las Ánimas del Cuarto Oscuro nos sirven como un hilo narrativo que nos describe la personalidad de la protagonista. Así, Michelle recrea una instantánea punk subterránea desde la periferia citadina (con la participación de algunas integrantes de bandas de la escena underground mexicana). Algo que por momentos se siente un poco artificial, aunque no afecta en lo absoluto el desarrollo de la historia.
En cuanto a lo relativo a la brujería, el asunto empareja a Huesera con películas contemporáneas, sobre todo por el tipo de efectos especiales empleados para transmitir tensión y suspenso. Por otro lado, llama la atención que la trama tenga vasos comunicantes con historias de películas de esta temporada, como en The whale y TÁR.
Finalmente, el filme de Michelle Garza Cervera describe un México contemporáneo a través de una historia de terror bien contada y desarrollada. Una cinta que significa una bocanada de aire fresco al cine nacional. No está de más mencionar que no sólo la gente de un estrato social bajo recurre a la brujería como medio para solucionar sus problemas. Sí, el cine es una buena herramienta para romper clichés.
