Música

Hispana: “Me gusta el rap duro que te rompe la nuca”

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Ambulante 2024

“Pareciera que salieron de las tempestades, de los adentros, de los volcanes. Tienen la vida, se les desborda por los ojos, por las manos, por sus cabellos”. Así abre Mujer de fuego, el disco más reciente de Patricia González Osaria, mejor conocida como Hispana; rapera, madre, artista, una chica que arde. En parte así es ella en la vida y en su labor musical, una chica que viene de lo profundo para hacer que los cuellos se muevan y se disloquen al ritmo de sus rolas. 

TXT:: Regina Mendoza

En Mujer de fuego la rapera originaria de Monclova, Coahuila, la Mamba Negra, deja algo muy claro: ella y su música son energía, una fuerza que no se puede apagar y que, si te descuidas, incendia todo lo que toca a su paso. Es precisamente el fuego el elemento narrativo presente en un disco que, a través de barras poderosas y metáforas precisas, va tejiendo un eje temático sólido que apunta y le habla a la esencia de las mujeres del mundo. Son historias de y para ellas, o el mundo visto desde los ojos femeninos. 

“Cuento las historias desde mi punto de vista femenino, y en mi trip eso llega a más personas que llevar un mensaje contundente o directo sobre tu ideología o sobre tu visión de la sociedad. Para mí, es más fácil y natural contar una historia que a ti como mujer te haga sentir identificada conmigo, a decirte qué pienso sobre el rol que tenemos en una sociedad”, confiesa González en entrevista con Marvin

Esto podría considerarse como una proeza tomando en cuenta que, históricamente, la industria musical, y más específicamente la del hip hop, ha estado dominada por hombres, con narrativas que no tienen mucho de inclusión. Esto convierte a Hispana en una exponente dura, con una propuesta que va más allá de hacer bangers que puedan amenizar una buena party. Aunque, en realidad, Mujer de fuego se puede escuchar en casa, en soledad, en la intimidad; se puede dedicar a un ligue, a un ex amor. Pero también se puede escuchar mientras se viaja en carretera, se está en la playa o en una fiesta en el norte o el centro del país. 

Hispana se refiere a cosas que están ahí presentes, todos los días, en la cotidianidad. Para ejemplo “No puedes salvarme”, una canción íntima que habla del apego emocional, un sentimiento poderosamente universal. Y aunque en dicho tema una mujer le está hablando a un hombre, esto funciona de la misma forma con amigos, en familia o con una pareja. Por otro lado está “Reina de corazones”, otro tema que la autora considera personal; habla de fuerza, de lo que se siente cuando estás haciendo lo que te gusta. En su caso: subirse a una tarima, agarrar el micrófono. “También es un agradecimiento, pues más allá de sentirme como una reina me siento más como una reina de corazón, una reina de sentimiento”, confiesa la rapera. 

Lo mismo sucede con las colaboraciones, pues Hispana eligió a una de las representantes más prominentes del género en América Latina; Flor de Rap. Además, retomó dos voces con las que ya había cosechado éxito: Paty Cantú, con quien hizo “La mexicana” en 2020; y Niña Dioz, con quien colaboró este año en “Mezcal”. “Con ellas, además de que las considero fuertes y me inspiran, también hay una conexión personal, es muy importante sentir esa vibra chida de la otra persona para lograr un proyecto”, dice sobre estos features

Mujer de fuego nace en un contexto “caótico” para Hispana, pero no por eso menos afortunado, pues mientras grababa las canciones que conforman el álbum debutó en la maternidad con el nacimiento de su primer hijo: “Hubo muchos sentimientos de por medio, pero la pandemia me vino bien para estructurar mi disco, escribirlo y, al mismo tiempo, adaptarme a mi nueva vida de mamá”. En el proceso creativo, la maternidad también modificó su forma de hacer música: “El embarazo me ayudó a conectar profundamente con mi parte femenina, de alguna manera todas estas emociones están ahí. Por eso era muy importante para mí poder dirigir este mensaje, porque quien lo capta es otra mujer. De alguna forma vivimos y percibimos el mundo de la misma manera, con nuestra energía femenina”, cuenta. 

Cuando se trata de escribir, Hispana no tiene rituales particulares; ese impulso responde a la necesidad de bajar ideas en papel. Pero siempre, antes de subir al escenario, se aleja de la multitud para canalizar su poderío y sube las manos hacia el cielo para que la energía caiga sobre ella. En cuanto a la evolución musical, Hispana ve a este álbum como un disco más “digerible” y “universal”, pues quería que cualquier persona pudiera entrarle a sus barras y melodías. “Lo que más me gusta es hacer rap duro, fuerte, el que hace que se te rompa la nuca; pero hoy en día, viendo dónde estoy parada en la industria, pienso en lo importante de llegar a más personas, que no precisamente tienen un vínculo con el rap, y por eso experimenté con otros ritmos y temas para que al final dijeran: “¿Qué es esta música? Ah, es rap”. 

Y esa, muchas veces, es la magia del hip hop: manda un mensaje esperando ser descubierto por alguien, pero siempre con una intención y un trasfondo que atiende a contextos particulares. “Yo pensaba que el rap jamás debía ser televisado, que jamás se debía mezclar con otros géneros, que los raperos no podían hacer canciones con los reguetoneros. Pero al final te das cuenta de que este género es para dar un mensaje, para disfrutarse”. Así, Hispana regresa a las tempestades y los adentros, donde la vida y los “raps finos” se le seguirán desbordando por las manos y los cabellos. Mientras tanto, en algún lugar de la CDMX ya suena: “Papi, ya está listo el desayuno; hay muchos sazones, como el mío ninguno”.

Staff

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