Arte

Hela San: guarda distancia de la tradición sin deshonrar ‘La sangre‘

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Ambulante 2024

A Joyce Carol Oates se le considera una de las voces más inquietantes de la literatura estadounidense y universal del último medio siglo, así que hacemos bien al volver a su escritura: “Estamos unidos por la sangre, y la sangre es memoria sin lenguaje”. Y es que el arte también busca ser memoria y dar cuenta de la existencia humana; pienso en ello a propósito de las 12 canciones que conforman La sangre, el debut de Hela San (Helena Sánchez): una fina mixtura de pop con electrónica y experimentación que le permite sacar el máximo rédito de su delicioso registro vocal. 

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

Radicada en Guadalajara, Hela San se concentró en dar un viraje a su música para ganar una mayor carga de emotividad y explorar canciones evanescentes en las que alterna español e inglés. Conversamos con una artista que lleva inoculada la creación desde el torrente sanguíneo, tal como ella nos lo cuenta. 

En cierto momento no es sencillo dar seguimiento al proceso de desarrollo de los proyectos independientes; durante un lapso te ubicamos en Leontine y luego emprendiste otras iniciativas, ¿cómo fue que pasaste a Hela San? 

Es importante tener la flexibilidad de cambiar de dirección o replantear los proyectos sin miedo. Hace 2 años empezamos a sentir que Leontine perdía dirección y no teníamos muy claro hacia dónde seguir para no repetirnos. Al mismo tiempo yo estaba en un proceso de transformación que me hizo empezar a componer y cantar distinto. Sentía que las canciones nuevas ya no pertenecían a Leontine. En 2019 estaba en medio de un viaje y pasé mucho tiempo pensando qué quería hacer, y de pronto me di cuenta de que lo más lógico era construir un proyecto paralelo como solista que me permitiera explorar con total libertad nuevas formas de decir las cosas y que fuera un pretexto para cambiar todo lo que se sentía estancado. Decidí ponerle pausa a Leontine; nació Hela San

La soledad es un tema con bastantes referentes en el arte mexicano, uno de los temas principales de La sangre. ¿En algún momento previste que quizá sean varios los álbumes que se centrasen en ello debido a la pandemia? ¿Qué tan extrema fue la soledad que experimentaste directamente? 

Ha sido muy curioso y un poco inquietante para mí que el planteamiento del disco y la idea de abordar el tema de la soledad sucedió antes de la pandemia. Me interesaba explorar las distintas formas como se puede experimentar la soledad sin referirme necesariamente a las relaciones amorosas. Los primeros meses de la pandemia los pasé bastante aislada. Tuve espacio para pensar mucho sobre la desconexión que sentía del resto del mundo; sobre esa cotidianidad que percibía rota y el exceso de calma que me inquietaba. Todo eso está en las canciones, desde la letra hasta los arreglos. La sangre será parte de una generación de obras que hablen de cosas parecidas; uno de los objetivos del arte y la creación es ayudarnos a procesar la realidad.

Estéticamente tu obra guarda gran distancia al respecto de la de tu madre -Jaramar-, pero, sin duda, te ha dado enseñanzas. ¿Qué es lo más importante que le has aprendido en función de lo que tú haces? 

Gran parte de mis primeros años como cantante y compositora los pasé tratando de alejarme del trabajo de mis papás. Siempre ha sido importante demostrarme que puedo hacerme un camino propio, y por eso también me mudé a la CDMX y empecé a construir mi carrera. Siento que he encontrado mi propia personalidad como cantante y como compositora, y ya no siento la necesidad de alejarme. Definitivamente he aprendido de ella, pero mucho más que la técnica vocal o la parte musical, lo que más agradezco que me haya enseñado con el ejemplo es la disciplina, el compromiso a largo plazo que implica un proyecto artístico y lo importancia de construir algo honesto y auténtico que me rete constantemente, sin hacer concesiones. 

¿Será que “De mi lado” refleje la parte más experimental de tu propuesta? ¿Qué tanto te interesa trasponer los moldes más convencionales del formato canción? 

Es una canción para la que desde el inicio buscamos un planteamiento distinto y menos convencional para nosotros, haciendo algo raro con las voces. Me gustó mucho porque además cobró una energía súper intensa y desbordada. He tratado de no dejarme llevar por los formatos tradicionales de canción, cuestionarme las decisiones que tomo al respecto. Me gustan mucho los músicos que rompen “reglas” y que contribuyen a que la frontera entre géneros se borre, como es el caso de Gabriel Kahane o incluso Bon Iver. 

Algún medio ha encontrado cercana tu propuesta a Florence & The machine y también te relacionan con las exquisitas y etéreas voces que nos legó el sello 4D, pero no deja de ser una apreciación externa. ¿Tú de qué otros artistas te alimentas? 

Mis influencias son súper diversas, sobre todo porque siempre busco que la música que escucho me emocione, es como la única regla para que algo me guste. Definitivamente Florence es un referente mío como cantante y la admiro mucho, y el trip-hop siempre ha estado cerca de mi música, pero también soy muy fan de la música de los Beatles y Joni Mitchell, por ejemplo. Ahora escucho muchos proyectos más como de “autor”,  lo que hace Justin Vernon de Bon Iver, Kimbra, A Flock of Dimes y Phoebe Bridgers. 

Debido a la época por la atravesamos, ¿cómo fue el proceso de grabación y producción?, ¿qué nos cuentas de los invitados? 

El Ensamble Supercluster grabó un par de días los arreglos de cuerdas. Luis Shatter, que toca habitualmente conmigo, grabó el piano eléctrico a distancia. Con Luis Romero (Ray Coyote) platicamos a distancia sobre las guitarras que grabaría, él desarrolló algunas ideas y estuvimos juntos grabándolas en el estudio. A Calumi Ben Wak lo buscamos para que hiciera el solo de órgano para “De mi lado”, le dimos mucha libertad porque conocemos su lado enloquecido. Rey Asco colaboró como co-productor de “Let go”. Cuando estaba haciendo la maqueta se me ocurrió que podría gustarle. Siempre me ha gustado mucho involucrar a otros músicos en mis procesos.  

Viviste un tiempo en CDMX y luego te moviste a Guadalajara, ¿es viable impulsar una carrera desde el interior del país o sigue privando el centralismo, desde tu perspectiva? 

Es importante tener conciencia de que la mayoría de las cosas (festivales, medios, sellos, foros) siguen estando concentradas en la CDMX y que es necesario estar presente en esa escena. Sin embargo, también que es necesario procurar un ambiente que permita el desarrollo de los proyectos. La CDMX está súper saturada y llegó un momento en el que sentíamos que no teníamos espacio ni tiempo ni ánimo para seguir construyendo un proyecto. Estando lejos hemos podido avanzar mucho más y tener espacio mental para seguir creando. Creo que no importa desde dónde se construya una carrera, siempre y cuando sea sólida y se busquen las condiciones que permitan llevarlo a distintos lugares y estar presente en la escena musical del país. 

*La sangre tendrá una presentación en la CDMX el próximo 5 de septiembre en el Foro del Tejedor.

Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo

Embajador de Tuzolandia por el mundo. Su novela más reciente es 'Ya no más canciones de amor' (Ed. Gato Blanco). En Marvin, coordina las colecciones 'Rock para leer' y 'Tinta sonora'. Forma parte de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM). Su libro más reciente se titula 'Una ópera egipcia', poemario a partir de un álbum de Los Planetas.

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