El artista chileno Gepe acaba de estrenar un nuevo sencillo. A continuación, te presentamos Prisionero con un texto en exclusiva que escribió para Marvin en el que te platica el origen de esta canción.
La canción Prisionero surgió porque escuché un grupo que se llama Los Llayras, que es un grupo de música andina mexicana con ciertas influencias colombianas. Su trabajo en cuanto a lo sonoro y a los arreglos musicales me influenció muchísimo. No sólo para esta canción, sino que para gran parte de lo que el disco está significando. En general, las canciones que he grabado hasta ahora, tienden más hacia una América Central, digamos: América Central en cuanto a las cuestiones geográficas, pero también a lo central en el sentido de tener un punto donde confluyen todas las experiencias, los sonidos de los extremos.
Es decir, está la música andina mezclada con, por ejemplo, el son cubano en estas canciones que hemos estado haciendo últimamente, o con el bolero, la bachata, etc. Entonces claro, esta canción es un super buen punto de partida porque sintetiza todas las influencias. Responde a un fenómeno cultural, musical y específico que está relacionado con Los Llayras. Pero al mismo tiempo representa a todas las influencias de la periferia apuntando a un punto central.
Tanto la letra como la música tienen que ver con ese imaginario del corazón roto latinoamericano, que es como la imagen más recurrente. Y también tiene que ver con el espíritu que yo tengo viniendo de Chile, que es la mezcla de cosas latinoamericanas de manera bastante desprejuiciada; o sea, hay una música andina tocada en México, por este grupo Los Llayras, que tiene también influencia colombiana, y esa mezcla me pareció súper original y me sentí cercano a eso, por eso usé ese ritmo y esas letras.
En cuanto al video, lo mismo: insistí en que la historia de la letra se tradujera en imágenes, algo como si fuese una telenovela super sencilla. Está muy relacionado a lo que sucede en nuestro folclor de este lado, del lado oeste de América, por llamarlo así, de la costa Pacífico, en el que siempre hay un lenguaje fragmentado, un lenguaje de nostalgia, un lenguaje generalmente romántico, de la pérdida de una pareja o de la incapacidad para responder a las necesidades que otra pareja, digamos, te impone.
Ese lenguaje por supuesto está en esta canción Prisionero, que relata en forma similar a un culebrón, a una teleserie, esto de sentirse prisionero de alguien que no te pesca mucho de vuelta, que no te hace caso… y tiene esa imaginería bastante sencilla en cuanto a la pérdida del amor o la nostalgia. O el no poder llegar al lugar que quieres con cierta persona: es como la exageración de eso.
¿Cómo fue trabajar con el director Joaquín Cambre?
Joaquín Cambre es un maestro. Me sorprendió porque ha trabajado y va a seguir trabajando con artistas bastante grandes del pop latinoamericano, principalmente, y también de habla inglesa. Creo que tiene una súper buena relación con los artistas. Él mismo me dijo que la clave de su trabajo es que es un buen psicólogo de artistas, los alcanza a entender o alcanza a manejar la histeria o la neurosis del momento, se maneja bastante bien con el equipo y para mí trabajar con él fue una súper buena experiencia.
¿Y Cachorro López? ¿Cómo fue esa experiencia?
Cachorro López, súper bien, tiene muchísima experiencia, pero no por eso menos entusiasmo. Y se nota que ama la música por sobre todas las cosas, lo mismo que yo; creo que nos entendemos súper bien, las canciones que pudimos grabar con él, junto con Sebastián Schon, que es su partner, fueron en base a la búsqueda del mejor sonido para cada arreglo, no teníamos algo predispuesto… como si fuese un disco cada canción.
