Música

Frankie Rose: una vuelta de tuerca a The Cure

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Frankie Rose: una vuelta de tuerca a The Cure
Ambulante 2024

Seventeen Seconds podría definirse como el álbum que afianzaría de forma definitiva ese estilo bellamente oscuro que sería el sello característico The Cure a lo largo de su carrera.

Tratándose apenas de la segunda producción de larga duración de la agrupación británica, este material se destaca como una pieza de carácter decididamente atmosférico la cual supo explotar al máximo las desgarbadas amalgamas propias del rock gótico para dar como resultado una nueva escala estética.

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Recientemente, la artista estadounidense Frankie Rose se dio a la tarea de recontextualizar las particularidades conceptuales y emotivas propias de este álbum para dotarlas de un nuevo soplo de vida que, si bien causará polémica entre los más puristas, resulta de lo más refrescante.

Es así como nos encontramos con una nueva versión de Seventeen Days en la que la magia minimalista del rock oscuro de los ochenta se funde con las posibilidades técnicas y sonoras de la nueva era.

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Lo primero que podemos apreciar de esta producción es que sus arreglos instrumentales respetan de forma fidedigna la esencia nebulosa y envolvente del álbum original.

Desde esos armónicos de cristal con los que arranca “Play for Today”, hasta el contundente aplomo sensorial de la base rítmica de “A Forest”, nos encontramos con una serie de matices que retoman el estilo de los temas originales pero que, de forma paralela, también los dotan de una nueva brillantez y profundidad.

Esta nueva versión es un choque entre nostalgia retro y modernidad tecnocrática. Los temas originales adquieren un insólito halo de agudeza que, lejos de mancillar su concepto original, redobla la belleza consustancial propuesta por The Cure hace ya casi tres décadas.

Sin embargo, a pesar de que esta esencia seminal permanece vívidamente fijada, no cabe duda de que la voz de Frankie le brinda a los temas una serie de nuevos significados.

Los grandes clásicos de The Cure se ven revestidos por una insólita delicadeza que los transforma en cuentos de hadas propicios para la ensoñación más desbocada.

Es en en este punto en el que Seventeen Seconds parece estirarse de forma imposible para permanecer con un pie en el siglo pasado mientras que el otro se planta firmemente en un sonido completamente millenial que conjura cierto ánimo dream pop.

Sin duda alguna, esta nueva versión es una bocanada de aire fresco que rejuvenece la propuesta original de Robert Smith y compañía; sin embargo, sería prudente preguntarnos hasta qué punto sus particularidades sonoras nos obligan a añorar revisitar la producción de 1980.


 

Auditorio BB