Ha encontrado la forma de marcar el pulso de un país agonizante siempre que pone las garras sobre el teclado para escribir, desde hace ya más de treinta años. Es Juan Manuel Servín, autor de libros como Por amor al dólar, Cuartos para gente sola, Nada que perdonar o Mi vida no tan secreta. Su más reciente obra lleva por título Yo soy El Mandrake, y está por presentarse en suciedad al grito de ¡ánimo delincuencia!
Adentrarse en la literatura de Servín significa irse de excursión a los callejones más polvorientos y oscuros que pueda haber en los alrededores, entender nuestra realidad. Leerle es acariciar la piel rugosa y seca, enferma y llena de costras, que cubre a nuestro país. El nacido en la Ciudad de México observa y apunta, investiga y experimenta poniendo foco en esos personajes que hallan fuera de los márgenes la morada de sus fechorías, así como la escenografía para desempeñar sus papeles más deshonrosos. “El hilo conductor de estas crónicas es la autobiografía como exploración de la cotidianidad mexicana”, señala el propio J.M. Servín al referirse a su flamante libro.

Prosigue el mismo autor: “Vivo acotado por el crimen como referente de la cultura pop. Desde muy joven me atrajo la sordidez de la nota roja. México tiene una sólida tradición de publicaciones especializadas. Revistas y tabloides de todos colores, sadismos y escándalos. Mi oficio de escritor maduró a través de una cultura escabrosa y aterradora. Con los años he formado una biblioteca personal repleta de obras relacionadas con el crimen y el delito común (aunque lo común en este país es todo delito). En este país nadie es inocente”.
El trabajo concentra diez años de crónicas publicadas, sobre todo, en medios impresos. Se trata de “historias que siguen la ruta de la paranoia contemporánea, donde la anomia social ha generado su propia subcultura y consumo masivo”, considera el escritor. “Comportamientos y motivos de actuar, nos dan una cercanía con lo patibulario. El crimen, lo raro, lo anormal son fermentos del cambio social. Mis crónicas se desenvuelven como utensilios de exploración en sensibilidades anormales y sus escenarios en la vida cotidiana. Armar este libro fue como encerrarse en un cuarto oscuro donde nunca se sabe si algún día yo podría prender la luz”, sentencia Servín.
Por su lado, Pablo Piccato anota en su texto introductorio: “Estas crónicas no necesitan la descripción fotográfica o la pirotecnia verbal para acogerse al legado del nuevo periodismo de Tom Wolfe o Hunter Thompson. Servín tampoco recurre a los mecanismos literarios del ensayo, donde la autoridad del autor se basa, primero que nada, en la prosa hermoseada. Este libro no explica pero formula sentencias inapelables. Tampoco trata de encontrarle algo sublime a la violencia o algún secreto estético en la cultura popular. Es una mirada contreras, no un proyecto de interpretación trascendente o esencial de lo mexicano”.
Yo soy El Mandrake será presentado el martes 9 de julio en el Foro del Tejedor, dentro de la Cafebrería El Péndulo (Álvaro Obregón 86, col. Roma). Además del autor, estarán Pablo Piccato y Eduardo HG. La entrada es libre, la cita es a las 19:30 hrs.

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