El niño es risueño y le hacen cosquillas. Así en Estados Unidos, que por naturaleza son bélicos.
El ataque terrorista en el maratón de Boston, donde tres personas murieron y más de 150 quedaron heridas, mueve las aguas del país vecino. No sólo todo mundo está en alerta y con el pánico de que no sea un hecho aislado, sino que impactará en las políticas y decisiones gubernamentales.
El primer tema afectado será la reforma en materia de migración. Ataques como éste inmediatamente son relacionados con extranjeros, aunque muchas veces el problema está en casa. De esta manera las fronteras se cierran, el ambiente se tensa más hacia los migrantes, y por obvias razones, la discusión en el Congreso se retrasa.
¿Quién y por qué lo hizo?, seguro es lo más cuestionado por el mundo en este momento.
La niña es alegre y le dan maracas. Ayer en Atlanta varios medios reportaron a dos personas heridas por el estallido de un artefacto casero que se escondía en una bolsa a las afueras de una tienda.
En Boston las ‘bombas’ también fueron de fabricación casera, con ollas de presión, según reportaron las autoridades.
El hecho en sí es grave, pero había que ponerle un toque más dramático: un niño de ocho años muerto. Ya hay fotos de Martin Richard en los medios de comunicación donde aparece con un cartel escolar que dice “No más heridos. Paz”.
Están viendo y no ven. La sicosis entre la población se desata y alguien tiene a bien mandarle una carta con veneno al senador Roger Wicker.
Y a todo lo que está pasando dentro de Estados Unidos hay que sumarle la tensión nuclear que creó recientemente Corea de Norte, y que está lejos de terminar. Por lo pronto, Barack Obama tiene mucho trabajo que hacer, habrá que ver si mantiene o cancela la visita programada a México para tratar temas relacionados con el narcotráfico y la migración ilegal.
Si no están metidos en Spoitfy, viendo CSI para obtener pistas o leyendo teorías de la conspiración, los espero en Twitter:
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