A The Cure le envuelve un halo cálido que trasciende las generaciones, de eso no me queda duda. Aunque muchas veces, no sin razón, se le vislumbra como un grupo que remite a la oscuridad y a la nostalgia, la historia que precede al grupo liderado por Robert Smith refiere más a la amistad y a la dedicación. De eso pude darme cuenta luego de leer Cured, la biografía que escribió Lol Tolhurst, baterista cofundador de la banda.
TXT: Aldo Mejía
PHT: Luis Avilés
Durante la reciente visita del baterista, tecladista y ahora escritor, me senté a platicar con él para ahondar en algunos pasajes. Este ejercicio de la memoria no es un logro menor dado el problema de adición por el que atravesó Lol Tolhurst y el cual le significó su salida del grupo a petición del propio Robert mediante una carta. Recuperarse le tomó mucho tiempo y un viaje introspectivo a través del desierto en California. Una escena te rompe el corazón y la siguiente se siente llena de optimismo.
Conociste el éxito como artista y tocaste fondo como ser humano. ¿Es difícil escribir sobre esas experiencias?
No fue complicado en absoluto, escribir acerca de ello fue catártico, poderoso. Lo que es difícil es ponerte en un lugar en tu vida en el cual puedas hacerlo en realidad. Porque si fuera más joven, si tuviera quizá treinta y cinco años, no habría podido hacerlo. Porque la forma en la que pensaba y cómo me sentía sobre las cosas malas era muy diferente.
Al final tienes que estar atento a todas las señales que se te presentan, como el desierto, porque lo más difícil en la vida es prestar atención a lo que el mundo te está diciendo, a lo que la propia vida te está diciendo. El miedo es inevitable, pero para superarlo creo que es fundamental conocerlo, experimentarlo tanto como sea posible.
Cured, como proyecto, le significó un nuevo miedo. Seis meses tuvieron que pasar desde que le aceptaron la idea hasta que pudo escribir la primera página. “Me tomó seis meses no estar asustado. Hacer un acuerdo para una publicación fue pararme en un precipicio. Una vez que di el salto el resto fue sumamente sencillo”, me dice con una confianza increíble en la voz.
¿Escribiste el libro en orden cronológico?
No, lo primero que escribí fueron unas reflexiones sobre Sydney. Se las presenté a mi agente y me sugirió que se las mostrara también a una escritora con experiencia. Hice una cita con ella, y leyó lo que había escrito mientras bebíamos té. Cuando terminó, bajó las hojas de su rostro y me dijo: “muy bien, eres un escritor”.
Y le agradecí en el libro porque me parece un acto similar a cuando Joe Strummer, de The Clash, me dio permiso de sentarme a la batería y empezar una banda. Esta señorita me dio permiso de escribir, y ahí se fue otro poco del miedo que tenía.
Le pregunto a Lol si encontró alguna similitud entre tocar la batería y sentarse a escribir. Me cuenta que en su casa, en California, tiene un estudio breve con una batería. Ahí se refugiaba cada vez que no podía avanzar en un pasaje. “Suelo decirle a la gente que tocar la batería ahora puede ser mejor porque es como meditar para mí. Así se siente y es maravilloso que mi cuerpo todavía pueda seguir haciéndolo”, me cuenta con una amplia sonrisa.
“Cuando me detenía, me apartaba para tocar una o dos horas y al volver mi mente seguía en ese trance al que lleva la meditación. Ponía mi cabeza en el lugar adecuado.”
El libro cuenta las grandes presentaciones que ofreció The Cure. Glastonbury, el Madison Square Garden, el Forum y el París Bercy vieron consolidarse al grupo nacido Crawley. Resulta conmovedor el primer show que volvió a dar Lol Tolhurst con sus amigos luego de una hiriente disputa legal. Este reencuentro sucedió en el Opera Sydney House y cuenta cómo se conmovió hasta las lágrimas por el recibimiento que le dieron los fans.
¿Cómo es recordar esos grandes momentos en la tranquilidad de tu hogar?
Es una de las cosas que uno pensaría que son indescriptibles. En ese capítulo, lo que traté de hacer fue mostrarle a la gente el enorme recorrido que experimenté para pararme en el Opera Sydney House. Éste es un lugar enorme lleno de madera, que se siente como una iglesia, lo sentí como una capilla gigante en cuanto me subí al escenario a tocar.
Vi los rostros de algunas personas entre el público y supe que ellos sabían que algo importante estaba sucediendo; la gente me habló de ello luego del concierto. Quizás hubo otros en donde tocamos mejor o peor, pero no importa, la experiencia que todos tuvimos esa noche fue increíble. En la vida, si tienes uno o dos momentos como ese es grandioso, si tienes un poco más es mejor y si tienes muchos sería una locura.
Lol Tolhurst ríe abiertamente y revive una vez más esos momentos mientras saborea algunas galletas. Toma una y la sostiene entre sus dedos mientras piensa la respuesta a la pregunta que le acabo de hacer: ¿le hablabas a alguien mientras escribías?
Creo que es como cuando terminábamos de hacer un disco, sabíamos que era bueno, pero me costaba un rato asimilar que era a mí mismo a quien estaba escuchando. Y me encantaba. Cuando estaba escribiendo, hablaba conmigo mismo, me contaba una historia a mí, pero tenía que tomar cierta distancia.
Como dice Stephen King, escribe lo primero que tengas en la cabeza y déjalo; luego yo volvía a lo que había escrito y me daba cuenta de que sí, sería algo que yo leería. Lo que sucediera después, dependía de cada persona.
Rescato de Cured, editado por Malpaso en español, este fragmento:
“The Cure iba mucho más allá de las formas. Era, y sigue siendo, una manera de vivir, un sistema de creencias. Cuando empezamos tuvimos que luchar una barbaridad con las ideas preconcebidas que tenía la gente sobre lo que una banda podía ser: este cuestionamiento constante se filtró por todos los poros de la banda. Tuvo que ser así, era la única manera en que podíamos tener éxito. O sobrevivir.”
¿Sigues viviendo bajo ese sistema de creencias?
Sí, y esa fue una de las mejores cosas cuando leí el libro. Fui a lugares en los que no había estado en treinta años para hablar con gente y agradecerles porque me dieron amor durante los primeros años de mi vida.
Una de las primeras metas de Lol Tolhurst, Robert Smith y Michael Dempsey era no vivir una vida normal. No puedo evitar preguntarle si cumplió ese cometido.
Es gracioso porque hablé con Simon (Gallup) hace poco y dijo que las cosas sucedieron de esta manera porque crecimos de una forma muy extraña. La única cosa que él cambiaría sería el que fuésemos más amables entre nosotros. Que nos hubiésemos apoyado más, lo cual por fortuna ha sucedido mientras nos volvemos más viejos; pero no sé, mi vida ha sido así siempre. Algunas veces ha sido buena y otras no tanto, pero es la única forma en la que sé vivir. Y tengo que vivir con ello, como una maldición.
A pesar de su selección de palabras, Lol Tolhurst ríe y provoca a la risa.
Me adelanta que está escribiendo una segunda parte de este libro. Además de empezar a hacer el recuento histórico de los géneros afines a The Cure porque conoce a la gente involucrada y planea hablar con ellos. Sin embargo, se muestra desanimado frente a la tarea de investigación que le va a implicar.
El libro puede presumir de un gran ritmo y de ser entrañable. Es conocer a una de las bandas más representativas de la música en primera persona.
¿Eres feliz, Lol?
Sí, soy muy agradecido con lo que me ha pasado, porque luego de la vida que llevé, me siento muy afortunado de seguir aquí y hacer lo que disfruto. Tengo un hijo que amo y me ama. Y luego vengo a México y recibo más amor de un montón de fans. Podría quejarme de algunas cosas, pero, ¡hey!, escribí un libro sobre mí, y puedo venir a hablar más sobre mí.
Cuando tenía veinte años y pensaba que en el año dos mil tendría cuarenta años, creí que nunca estaría vivo para entonces. Este año cumplo sesenta y eso es aún más sorprendente.