Opinión

El sonido es siempre pasado por Carlos Edelmiro

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El sonido es siempre pasado por Carlos Edelmiro
Ambulante 2024

Así como la luna que vemos nos llega siempre con  1 segundo de retraso debido a la distancia que recorre para llegar a nuestros ojos, un sonido viaja a través del aire y llega a nuestros oídos en 344 milisegundos a 1 metro de distancia, ¿Será que al igual que la luna, el sonido nos llega siendo ya el pasado?

TXT: Carlos Edelmiro

Subía por la Rambla Catalunya para tomar el Bus N6. Conforme avanzaba una música iba sonando cada vez más fuerte, en la Plaça Catalunya una banda de salsa tocaba a toda sonrisa. Al momento de dar vuelta con dirección a Fontanella, el rebote del sonido contra las paredes de un edificio causaba un retraso de tiempo suficiente que se alcanzaba a escuchar un golpe extra, ese spot privilegiaba la escucha de ese fantasma que llaman eco, o más bien la sombra de un fantasma. El vivir esta experiencia abría un agujero de gusano que permitía vivir en dos tiempos a la vez; Un parche de cuero es percutido, la vibración que causa es captada por una membrana capaz de convertir esas vibraciones acústicas en impulsos eléctricos, los cuales viajan por un cable de cobre, esta señal es procesada y enviada a unos dispositivos que a través de la reflexión y rarefaxión amplifican la señal y la ayudan a viajar en todas direcciones.

Escucho el sonido de las bocinas a la vez que escucho el rebote de las ondas sonoras en el edificio del Hard Rock Café con unos milisegundos de diferencia, como si a cada golpe de conga se me revelara el futuro.

El evento sonoro que devela lo que vendrá.

“…Quienes oían esa primera canción de rock and roll entraban de golpe en el futuro. La música de aquel disco parecía provenir del éter y flotar literalmente sobre las ondas del aire de Maryland. Aquello era el rock and roll llegando con la reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto” dice  Enrique Vila-Matas en una conferencia en la FIL de Guadalajara.
Estaba parado sobre el antiguo cafetal del ejido Guayabal en Chiapas que quedó sepultado por la  erupción del volcán Chichonal en 1982. Tocaba frases cortas en una ocarina con pausas largas para alcanzar a respirar sin prisas.

Marvin 2022 Cerca de Nuevo Guayabal

A las pocas frases escucho que se repite la frase en el pequeño monte de enfrente, al principio supuse que alguien pasaba por ahí y fui aumentando la complejidad para ver si me seguía el juego y si lo siguió. En algún momento pensé que sería un poco extraño que alguien se quedara tanto tiempo solo repitiendo la frase que escuchaba, porque en realidad eso hacía, lo que me regresaba era una frase idéntica a la mía, no agregaba nada, no buscaba jugar o “lucirse” haciendo algo inesperado, simplemente repetía la frase intacta.
Emilio Oribe describe la memoria en fanal como un mecanismo que al escuchar música ayuda a que nuestro cerebro funcione a dos tiempos, el tiempo A ‘presente’, momento en que los instrumentos ejecutan la música y el tiempo B de un futuro inmediato reconocido como ya experimentado y que debe seguir a lo que se ejecuta en el tiempo A.
La repetición que llegaba de la otra montaña me hacía entrar en la memoria en fanal y conocer ese devenir sonoro sin haberlo escuchado previamente. Tocaba una frase sabiendo que se me devolvería idéntica, el sonido desdoblado, la ocarina descifrando el futuro.

De regreso a Nuevo Guayabal, me encontré a unas personas que estaban cerca de la montaña de donde se escuchaba la repetición y les pregunté si alguno de ellos estuvo repitiendo lo que tocaba en la ocarina, a lo que uno respondió “Ah sí, sí escuchamos pero ese ha de ser el pájaro lira”

Buscando en youtube encontré un video de un pájaro lira imitando el obturador de una cámara, una sierra, una alarma de coche entre otras cosas. Después vi otro donde explican que en época de apareamiento el macho construye una especie de escenario para cantar y exhibir su plumaje.
El pájaro repetía la frase para apropiarse de la ocarina, en ese ir y venir de frases idénticas el objeto sonoro se enfrentaba a sí mismo, como si ese primer objeto se creará en el futuro. Al tocar la ocarina y saber su eminente repetición sentía el futuro en mis dedos. El pájaro lira me entregaba el porvenir y me hacía responsable de nuestro destino.

-El objeto en el espejo, la vida a dos tiempos, Play ► Play ►

(Busque entre las grabaciones de esa vez que fui a Nuevo Guayabal, esperando encontrar la captura del pájaro con la ocarina pero no la encontré. De todas formas pensé que era interesante, sobre todo teniendo en cuenta ese evento sonoro escurridizo, irrepetible, compartirles un audio de ese viaje, donde no aparece el pájaro.)

(Audio 2)

El evento sonoro es vaporoso, irrepetible.
Un día al despertar escuché una masa de reverberaciones viniendo de la cocina, sentía que ese sonido acolchonaba mis oídos. Tiempo después mi roomie me insistió que era Cocteau Twins.

Varias veces me mandó la canción que “estaba seguro” escuchaba aquella mañana, incluso me mando otras, ninguna de las cuales era la masa sonora que yo recuerdo haber escuchado.
¿Será que la canción ya no existe? ¿Será que no era esa banda? ¿Será que ya la escuche pero como no estoy en el mismo contexto, recién despertando en una rica mañana, la canción no me causa lo mismo? ¿Cómo volver a sentir un evento sonoro del cual ya no hay una memoria precisa?

El evento sonoro irrepetible, el objeto en la memoria, como en el recuerdo unos labios diciendo te amo.
Hablaba por celular y me di cuenta que la bocina dejaba salir un soplo de aire. Junté lo más que pude mis labios a su acusmática voz, 923 kilómetros de distancia terrestre, frecuencias inaudibles al humano que viajan al espacio y regresan. Ella me dice te amo y su celular transforma estos impulsos acústicos en datos digitales que llegan al mío, este los decodifica y los transforma en lo que hace unos milisegundos fue su voz, mi celular la reproduce intacta y mi percepción anula la distancia temporal. La bocina suelta ese aire que llega a mis labios, como si su aliento hubiera viajado esos 923 km y las moléculas que ahora chocan con mis labios fueran las mismas que ella movió con los suyos.

El sonido es siempre pasado.

Marvin 2022 PISCina 1000x1000la piscina

Oscar G. Hernández

Oscar G. Hernández

Hurgando y exhibiendo la médula de la narrativa gráfica, venga de dónde venga, sigue creyendo que lo único que salva a este pinche mundo pandémico es la cultura y el arte; el amor qué. Entre otras cosas, escribe sobre dibujos que hablan y mucho más.

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