Por estos días somos más conscientes que nunca de que existen puntos de inflexión, momentos del no retorno que dejan cicatrices imborrables. En algún lugar entre la Historia que se escribe con mayúscula y abarca enormes entidades -como los países- y la micro-historia y su intimidad hay una franja de sectores, de amplios colectivos con representatividad. No es difícil identificar al rock argentino como uno de esos grandes conglomerados simbólicos.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Para el movimiento en aquel país austral un antes y un después se dio un 30 de diciembre de 2004 con el incendio al interior del antro -o boliche, como les llaman por allá- República del Cromañón, durante el tercero de una serie de conciertos del grupo Callejeros, que por aquel entonces convocaba básicamente a adolescentes (entre los 13 y los 16 años de edad). Aquella tragedia dejó un número de muertos que casi llegó a los 200, pero que no se aclaró con suficiencia; además de cientos de heridos o con daños psicológicos.
Es así que El día que apagaron la luz (editado en México por Almadía) se convierte en un libro muy necesario para acompañar los testimonios de una generación que todavía hoy intenta entenderse y asimilar lo ocurrido. Camila Fabbri, con trayectoria como dramaturga y actriz, más un libro de relatos, salió al encuentro de una serie de personas que, como ella misma, se encontró en el centro del acontecimiento. Precisamente una chica llamada Vera resume de qué va la cosa y lo hace a través de una canción de La Renga que dice: “Yo corría desesperado, sentía el ardor de una herida abierta / Estaba el ángel ahí tirado y en sus ojos habló la tristeza”.
El dolor de mucha gente ha perdurado mucho más allá de la existencia de República de Cromañón. Lo que esta novela de no ficción y crónica nos permite conocer es la manera en que algunos de los involucrados continuaron con sus vidas y tuvieron que recomponerlas. En sus páginas desfilan desde quienes salieron en camilla y estuvieron hospitalizados hasta los que se salvaron de milagro y no resultaron heridos.
A consecuencia del incendio, el rock en Buenos Aires sufrió un parón total y requirió partir de cero en cuanto a reglas de operación y funcionamiento. La lectura de El día en que apagaron la luz (título tomado de una canción de Charly García) nos permite entrar a la intimidad de aquellos que compartieron su testimonio y comparten los devaneos de la sociedad argentina, tan golpeada por la economía y la política y que redunda en un deseo omnipresente de abandonar el país para buscarse un futuro en otro lugar. Esta parte fue la que requirió de un mayor acento literario.
En todo el mundo, el rock y sus géneros derivados por supuesto que integran un tenso devenir de clases sociales y Callejeros representaba a lo que se llamó rock chabón (un equivalente al rock urbano en México); muchos de sus seguidores procedían de estratos bajos, padecían de estrechez económica y empatizaban con letras que abrazaban cierto romanticismo en cuanto al anhelo de libertad y desfogue.
El día que apagaron la luz es un documento muy humano que se convierte en lectura ágil. Dada la brevedad del volumen hubiéramos querido que Camila se extendiera más, pero cierto es que nos ofrece una visión panorámica que mucho se agradece. Hay rock de por medio, mucho espíritu adolescente transpirando, jeans rotos y tenis sucios… toda esa parafernalia asociada a una mitología barrial, pero a fin de cuentas es una lección verdadera y fidedigna de la manera en que una generación enfrentó y todavía enfrenta a la tragedia y la fatalidad. Se trató de una pesadilla que acompañará durante toda su existencia a los protagonistas.
