La textura de la imagen nos lleva directo a los 80s. Son decenas de jóvenes que toman autobuses amarillos y automóviles para acelerar en la carretera hasta sumergirse en el desierto. Se agrupan en un descampado, alrededor de un escenario, o lo que intenta ser un escenario. Es más bien la amplificación la que define el origen de un sonido de alto voltaje, con bandas dando un espectáculo que jamás podría ser en una sala de conciertos.
TXT:: Juan San Cristóbal
El documental Desolation center, dirigido y protagonizado por Stuart Swezey, recorre el proyecto del mismo nombre, que reunió diferentes bandas en torno a una idea más cercana al Land Art que al rock comercial que por esos días se asomaba en MTV. El propio director va a presentar esta película en su estreno, este sábado 17 de agosto en Cine Tonalá, y desde ahí se inicia un periplo por diferentes salas de cine en México.
El menú de artistas es garantía de ruido. El listado nos muestra a Red Kross, Throbbing Gristle, Christian Death, Sonic Youth o Einstürzende Neubauten, quienes despliegan todo el espectro sonoro que buscaban en su música. Se vale aquí usar herramientas, máquinas o incluso explosiones para conectar el sonido con el desierto de Mojave. Los organizadores consolidan su propuesta con un estricto decálogo alejado de lo comercial, lo cual instala a Desolation center como un antecedente del rock industrial, del underground y del arte.
Una especial mención es la aparición de Minutemen, un grupo que tiene una historia paralela a Desolation center, desde su esencia DIY hasta sus acciones en común. La muerte del vocalista, D. Boon, en un accidente de tránsito en 1985, fue el corolario de esta historia que supo agitar a las masas y mostrar algo nuevo en la música, anticipando el lado alternativo que pudimos ver luego en el rock de los 90´s y en los megafestivales.
Justamente, la descripción de la película plantea a Desolation center como el antecedente previo a los festivales Coachella o Lollapalooza. Es cierto que los fundadores de estos eventos sí estuvieron en esos conciertos, pero son dos variantes del rock que son muy diferentes. Comparten el origen en California, pero son opuestos, ellos en una variante comercial y colorida, lejana a la postal polvorienta y anárquica que aquí vemos en el desierto.
El género documental -así como las reediciones en vinilo- son corrientes del presente que buscan recuperar fenómenos musicales del pasado. En esa línea, Desolation center es un flashback a una variante extrema en la música del siglo XX, donde el rock tuvo una postura que supo incomodar y mostrar un ejercicio de identidad. Esta película sabe recuperar la esencia de quienes lo vivieron, y que hoy lo podemos disfrutar en una pantalla de cine y a alto volumen, tal como aquellos pioneros que lo dieron todo en el desierto.
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