Para quienes no lo conocen, Derek Sherinian es un tecladista de EE. UU. que fue miembro de Dream Theater de 1994 a 1999, es el fundador de Planet X (con Virgil Donati en batería) y también uno de los fundadores de Black Country Communion (con Glenn Hughes, Joe Bonamassa y Jason Bonham) y la superbanda Sons of Apollo (Mike Portnoy, Billy Sheehan, Jeff Scott Soto y Ron “Bumblefoot” Thal).
TXT:: Carlos Martin Schwab
Ha hecho giras y grabaciones para Alice Cooper, Billy Idol, Yngwie Malmsteen, Steve Vai, Kiss y Joe Bonamassa. Ha publicado 7 álbumes en solitario que han contado con una variedad de destacados músicos invitados. Incluyendo a los guitarristas Slash, Yngwie Malmsteen, Allan Holdsworth, Steve Lukather, Joe Bonamassa, Billy Sheehan, Zakk Wylde y Al Di Meola.
Sherinian se ha distinguido por su versatilidad y su agresivo enfoque “guitarrístico” de su estilo de teclado; en vivo con Sons Of Apollo, lo he escuchado tocar solos del recientemente fallecido Eddie Van Halen, todos con un enorme grado de detalle. En 2018, fue votado como el 9º tecladista más grande de la historia en la revista Prog. También ha aparecido en la portada de numerosas revistas de teclados de todo el mundo, incluyendo la edición de noviembre de 2011 de la revista Keyboard. La publicación declaró a Sherinian como: “Héroe del Teclado para una nueva generación”. También ha sido llamado el “Rey de las teclas” por la revista Guitar World, el “Calígula de los teclados” por Alice Cooper y “El hijo de Jon Lord” por David Coverdale. En pocas palabras, un monstruo de las teclas.
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Tras 9 años de silencio en su carrera solista y la gira europea de presentación de MMXX, el último trabajo de Sons Of Apollo, cancelada por la pandemia, Derek Sherinian aprovechó la cuarentena para finalizar y editar su casi instrumental The Phoenix. A priori, o que se puede esperar de este disco es una ecléctica reunión de canciones con dos puntos comunes: el virtuosismo de Sherinian, la batería de Simon Philips y la calidad de los guitarristas invitados: en el orden del disco, Zakk Wylde (“The Phoenix”, con Billy Sheehan en bajo); Ron “Bumblefoot” Thal (“Empyrean Sky” , “Temple Of Helios” y “Octopus Pedigree”); Steve Vai (“Clouds Of Ganymede”) , Joe Bonamassa (“Them Changes”, con Joe también en voz) y Kiko Loureiro (“Pesadelo”).
La calificación de ecléctico se justifica porque Sherinian, lejos de cerrarse en el Rock Progresivo, permite imponer a cada guitarrista su propia impronta. De ahí surgen, por ejemplo, “Them Changes” un clásico de los 70 de Buddy Miles que Sherinian lo ha adaptado a su manera, pero respetando la versión original Funk Blues. El piano acústico de Sherinian en “Dragonfly” te recuerda al Jazz moderno. Los pesados riffs de Kiko Loureiro en “Pesadelo” contrastan con un inesperado intermezzo en guitarra flamenca.
En resumen, es un disco tan ameno como corto (menos de 43 minutos) que no suena a un trabajo individual, sino que cada artista e instrumento es tan importante como el principal, con un punto común en la calidad y la habilidad camaleónica de Derek Sherinian para mezclar su estilo característico con varios de los mejores guitarristas del mundo en diversos géneros.