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Damaris Bojor: música campirana desde lo profundo de Sonora

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Damaris Bojor: música campirana desde lo profundo de Sonora

Avísenle a mi gente que no he estado bien/ que no asusten si en el barrio ya no me ven”, con esta frase abre Damaris Bojor su álbum debut, Folkpirana, y en breve apunta: Trate de refugiarme en un vicio o dos/ pero esa no es la cura para el corazón. Nos encontramos ante “Yécora”, una de sus canciones más emblemáticas.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

Será que nos quedemos con que es una pieza country, que le encontremos pespuntes de balada norteña, el hecho es que incorpora un violín delicioso y cuenta la escapada de esta singer-songwriter a una comunidad boscosa de Sonora, de donde es originaria… la provincia profunda como un lugar para sanar el alma… y escribir canciones.

Sobran los motivos para celebrar la aparición de la hermosillense en el panorama musical mexicano, comenzando por esa acometida desde el mero norte, más la aportación en lo que hace de la música campirana -ya sea proveniente de más allá del río Bravo o de suelo nacional-; se trata de una voz femenina que busca un registro muy propio y en el que el folk ocupa una parte más bien discreta en la mezcla.

Si en “Yécora” Damaris ya contaba que tal vez no quisiera volver a la ciudad, luego en “Sonora” -otro de sus caballos de batalla y en el que honra a los corridos- repite el tópico: Yo no quiero dejar mi pueblito/ Yo no quiero dejar mi ciudad, pero el incursionar en la parte alta de la industria de la música requiere de renuncias importantes y Folkpirana implicó pasar de nuevo por el estudio (Onda Sonora) y quizá perder algo de la espontaneidad de las versiones originales (no faltan los especialistas que extrañan la belleza de los demos).

A la postre, prefiero quedarme con la fortaleza del repertorio -el músculo de las canciones-, ponerlo por delante de un trabajo de producción más bien aséptico de parte de  Iván de la Rioja (Daniel, Me Estás Matando) y Felipe García (de los Sgt. Papers), ambos tal vez con demasiada ciudad hipster de por medio.

Casi quisiera borrar de mi memoria de que convirtieron a “Sonora” en un dueto con el insoportable de Caloncho, anteponiendo la búsqueda de un público más mainstream para Damaris Bojor, antes que la cuestión estrictamente estética.

Al final, nos conquistan bellezas tan inapelables como “No es normal” -con esos punteos de guitarra tan sabrosos- y una versión absolutamente llegadora de “Cruz de madera”, que suena como si hubiera sido registrada en vivo desde una cantinita rural.

“Nube de paso” y “Miro al cielo” ya eran excelentes composiciones a las que les sobra ese acento pop de ahora, ya que en sus versiones de raíz funcionaban de manera impecable. La experiencia de Folkpirana funciona más al dejarse llevar por su propuesta y no pensar en los antecedentes.

Pero si tenemos que consignar el gran hallazgo de las sesiones de grabación más recientes, ese lugar lo ocupa “Extranjero” -el tema número 13 y el que cierra el disco-, que exhibe una capacidad instrumental sobresaliente y que suma un dramatismo inédito hasta ahora en Bojor. He aquí el verdadero descubrimiento para su futuro inmediato.

Pero Folkpirana no se agota fácilmente…  todavía tenemos “Volar”,  en compañía de Juan Cirerol, una figura no exenta de la polémica, pero llena de talento; además está “Forastero”, muy apegada al country más old style y que es un dueto con el chihuahuense Anthony Escandón… a este tema le han agregado unos vientos discretos y efectivos, así como unos silbidos.

Ni duda cabe, Worldwide Records han encontrado en Damaris Bojor a una gema para pulir -quizá en demasía-; posee un cúmulo de canciones  que parece inagotable… “No es el final” es otra maravilla (Me duele la cara de tanto que te quiero). Mientras suenan más de raíz todo funciona mejor, por lo que no me puedo quitar de la cabeza que su compañía buscar crear un fenómeno al estilo de Sierra Ferrell en Estados Unidos.

Ahora con el lanzamiento de Folkpirana pudo vérsele pintando el mural que amplifica la portada y que nos remonta hasta sus orígenes como artista plástica de corte naïve -como se aprecia tanto en la portada del álbum como sobre el muro y el gran formato-.

Más allá de cualquier acotación que el disco pudiera tener, la aparición de Damaris Bojor tendrá que ser motivo para una gran celebración no sólo para la escena mexicana, a Latinoamérica le viene bien alguien como ella… con su espontaneidad, con su encanto, con su capacidad musical.

Damaris Bojor… una ráfaga de viento fresco.

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Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo

Embajador de Tuzolandia por el mundo. Su novela más reciente es 'Ya no más canciones de amor' (Ed. Gato Blanco). En Marvin, coordina las colecciones 'Rock para leer' y 'Tinta sonora'. Forma parte de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM). Su libro más reciente se titula 'Una ópera egipcia', poemario a partir de un álbum de Los Planetas.

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