Akira Kurosawa es uno de los directores más influyentes y notables dentro de la historia del cine mundial.
Su estilo inconfundible, así como los tópicos que aborda a lo largo de su filmografía, no sólo sentarían las bases de la identidad del cine japonés moderno, sino que también influirían a múltiples directores provenientes de distintas latitudes y épocas venideras. Uno de los ejemplos más notables con respecto a este fenómeno es ‘Rashomon‘, cinta estrenada en 1950.
Narrada a partir de una perspectiva no lineal, ‘Rashomon‘ cuenta la historia de un complicado crimen ocurrido durante la época feudal japonesa; misma situación que se transforma en la excusa perfecta para que Kurosawa despliegue una potente fábula acerca de las vicisitudes más complejas de la condición humana.
Por supuesto, uno de los elementos más memorables de esta producción es el carácter “coral” y fragmentado de su narración; misma que reconstruye un hecho específico a partir de la perspectiva de cuatro personajes distintos. De esta manera, Kurosawa libera al dispositivo fílmico de su carácter absoluto para adentrarnos en la mentalidad de distintos individuos cuya visión del mundo se encuentra atravesada por las parcialidades de su propia experiencia personal. Un recurso que, más adelante, sería retomado por directores tan variopintos como son: Vincente Minnelli, George Cukor, Quentin Tarantino, Bryan Singer, Tom Tykwer y Robert Altman.
Sin duda alguna, una de las joyas más elementales dentro de la historia audiovisual de la humanidad a continuación en Eyelet: