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Cine en el fin del Mundo desde el Festival de Cannes

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Cine en el fin del Mundo desde el Festival de Cannes

“Así se siente el fin del mundo,” se pregunta un personaje cercano al inicio del tercer acto en el más reciente trabajo del cineasta gallego Olivier Laxe, quien, tras cuatro largometrajes, debuta en la Competencia Oficial de la edición 2025 del Festival de Cannes, ahora amparado por la figura de Pedro Almodóvar.

Sirat es una fábula visualmente abrumante, un viaje por el desierto marroquí donde la arena y el viento parecen susurrar las cicatrices de un mundo al borde de la desaparición. La película se teje en un terreno de desolación, donde las figuras se desintegran y los cuerpos se convierten en elementos errantes, una alegoría algo irresponsable del éxodo humano, de la eterna búsqueda de respuestas que no llegan. En Sirat, Laxe establece un diálogo sombrío entre la belleza salvaje del paisaje y las emociones contenidas de sus personajes, cuyas vidas, como el propio desierto, están captivas en un eterno retorno.

TXT: Pedro Emilio Segura

El filme deslumbra con sus impresionantes imágenes del inhóspito desierto marroquí, que sirve de escenario para que Laxe dé rienda suelta a un limitado imaginario narrativo, donde las ideas abundan pero no buscan conectar, transmitir ni significar, resultando en un ejercicio de estilo que, a simple vista, se disfraza de una suerte de Mad Maxtercermundista—renegando de sus orígenes primermundistas en teoría, más no en realidad—pero que, en la práctica, se acerca más a un remedo árido igual de paupérrimo que, por ejemplo, la inofensiva Clímax de Gaspar Noé.

Esta estética del fin del mundo que plantea el filme español ha permeado el zeitgeist curatorial y creativo con el que ha arrancado Cannes 2025. Fuera de competencia, se presentó la última entrega de la saga Mission: Impossible. En Dead Reckoning, nuevamente, la potencialidad del fin del mundo, a manos de los poderes fácticos, se convierte en pretexto para las acrobacias espectaculares de Tom Cruise.

Dead Reckoning es desafortunadamente solo una secuela más; es una orquesta de caos, donde la promesa de destrucción se mezcla con la glorificación del héroe (el actor más que el personaje) que persiste más allá del tiempo. Aquí, el fin del mundo se convierte tan solo por 20 minutos tal vez en una danza vertiginosa que por última vez desafía las leyes de la física y de la narrativa misma. Si Sirat explora la quietud del vacío, Dead Reckoning lo hace a través de la aceleración sin fin, una carrera frenética hacia el abismo que se ve entorpecida por sus exceso de diálogo y constante plantéamiento narrativo que pareciese busca desproveer de narrativa la acrobacia para convertirla en puro goce estético

También en competencia han desfilado otros filmes que, sin literalidades, se acercan a retratar el espíritu del fin de los tiempos. Sound of Falling es tan solo la segunda película de Mascha Schilinski, que tuvo el “honor” de inaugurar de forma disruptiva la competencia de este año. La disrupción viene de las pomposas intenciones formales del filme, estructurado en vena de una estructura malickiana. Sound of Falling resulta una suerte de El Espejo de Tarkovskycontemporáneo, explorando el trauma intergeneracional de la feminidad.

En este paisaje emocional y formal, las mujeres de Sound of Falling son las herederas de un legado de silencios generacionales que se cruzan en una trama intangible, presente en su persecución. El filme las presenta como figuras flotantes en un universo de fragmentación y violencia inminente. Aquí, el fin del mundo no es un colapso físico, sino uno psicológico, una lenta caída hacia un abismo.

Por su parte, Two Prosecutors, de Sergei Loznitsa, ofrece una mirada al vacío del alma humana a través de la burocracia y el abismo moral del estalinismo. En su austera y calculada narrativa, cada plano parece responder el anterior, sumiendo a los personajes en universo Kafkiano sin salida.  Con un ritmo fúnebre, La violencia del sistema es apenas sugerida (a diferencia que en los últimos trabajos de ficción del cineasta ucraniano) m, más que mostrada; se palpa en gestos, palabras, planos y una narrativa que no lleva a ninguna parte. De menos, que no conozcamos. 

Por último, en estos tres primeros días del festival, el fin de los tiempos se hace presente también en Acid, una de las secciones paralelas del festival, con Put Your Soul On Your Hand And Walk, una película que llamó la atención hace unas semanas tras su anuncio, seguido del asesinato de Fátima Hassoun en un bombardeo en la Franja de Gaza. El documental de Sepideh Farsi adopta una solución akermaniana y construye un retrato de Fátima y su realidad como periodista en el genocidio palestino, a través de una serie de zoom calls

En este testimonio Farsi, con su mirada silenciosa, nos conduce por los rincones de la desesperación, donde las fronteras entre lo personal y lo político se desdibujan, y la muerte se convierte en una constante, una presencia que se instala, inmutable, en cada conversación cotidiana Aquí, el fin del mundo no se representa como una catástrofe inminente, sino como un pan de cada día. Así es el cine en el fin de los tiempos.

Fatima Hassouna

Staff

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