No todas las muertes son iguales… porque hay quienes vivieron a tope y aceleradamente…. con garra, urgencia y sin restricciones. Así lo hizo el periodista, poeta y promotor cultural Carlos Martínez Rentería, cuya partida deja al underground o a la contracultura -lo que signifique cualquiera de ellas a estas alturas del Siglo XXI- sin uno de sus protagonistas e impulsores. Se trató de un aferrado y un auténtico convencido de una forma de vida alternativa.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Desde 1988, empujó el proyecto de la revista Generación, que tocó multitud de temas siempre menospreciados por la Cultura (con mayúsculas), esa que es sobada y acariciada por “los intelectuales”. Aquella publicación picó piedra -en más de un sentido-; fue insolente, provocadora y visionaria.
Carlos Martínez no cejó en el esfuerzo de sacarla adelante y para ello aprovechaba su personalidad, que siempre le granjeó amistades y simpatías. Fue cronista puntual de todo lo que se gestaba en los bajos fondos a través de su columna Salón Palacio, que publicaba en La Jornada. Un periodista de cepa, de buenas bases y mucha irreverencia.
Durante los últimos años mantuvo siempre abiertas las puertas a todo tipo de eventos culturales en la Pulquería Los insurgentes (desde 2010), y también impulsó la cultura del neutle; así como luchó muchos años por la despenalización de la mariguana. Tenía muy poco a haber abierto la tienda de productos cannábicos La Juanita y formó parte del equipo de redacción de la revista Cáñamo.
Más que destacar alguno de sus libros en particular o la revista Generación como entidad, Carlos Martínez Rentería hizo de sí mismo su más grande obra… siempre combativo, humorístico, conversador y gentil, hasta hace muy poquito promovía un número de la mencionada publicación dedicado al Estridentismo.
Luchó durante años contra un estado de salud quebrantado y que no encajaba con la dionisiaca manera en que concebía la existencia. Ahora deja este plano rondando los 60 años de edad.
Muchas páginas se escribirán en lo sucesivo acerca de una vida tan acelerada y alocada, muy a lo beatnik, y llena de episodios memorables; con Carlos Martínez Rentería se cierra un capítulo del arte y la cultura nacional alternativa -o cómo se le nombre-.
Deja una honda huella. No habrá quien lo discuta.
