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black midi y el delirio musical que proviene de los infiernos -porque son varios-

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black midi y el delirio musical que proviene de los infiernos -porque son varios-

Ahí donde suenan las canciones de los ingleses de black midi se rompe el orden imperante… producen una sensación de tensión y nerviosismo en quien las escucha; sería difícil que alguien pudiera permanecer impávido ante ese estruendo psicótico y virtuoso a la vez.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

Porque así es Hellfire, el tercer disco de los ingleses, tras dos golpes indiscutibles a la vanguardia con Schlagenheim (2019) y Cavalcade (2021); el grupo no se detiene y enfrentó la creación de una obra sumamente diversa en lo musical y que ellos explican como un conjunto de canciones acerca de personajes moralmente deleznables y es que aquí desfilan criminales, perdedores, asesinos y casi cualquier tipo de trásfuga.

Ya se sabe que black midi se mueve entre el math rock y el progresivo con entera soltura, porque en lo suyo hay un aliento de total libertad freak -muy heredado de Frank Zappa-. El asunto fue que la encerrona más ruda del covid los puso a crear mientras Geordie Greep -compositor y vocalista- se daba un ataque de lecturas que iban de Thomas Bernhardt a Samuel Beckett pasando por Isaac Bashevis Singer, que le servían para armar las letras y tramar sus sórdidas historias musicalizadas.

Y desde el tema titular dejan en claro que Hellfire (Rough Trade, 2022) será una danza estrambótica entre pasajes retorcidos, personajes siniestros, pero incluso con la ligereza en lo musical del estilo de las big bands y el music hall; black midi se encargan de que todo quepa… desde un cabaret chatarrero en “Eat Men Eat”, en la que se ventila la existencia de una fábrica que le extrae el ácido estomacal a las personas para venderlo como si fuera vino tinto.

Pero también está “Welcome to Hell” protagonizada por un soldado que padece estrés post-traumático y que es humillado por sus superiores; se trata del mismo personaje de “The Race is About to Begin”, pero ya fuera del ejército y convertido en un apostador enganchado a las máquinas tragamonedas y las carreras de caballos.

Apenas tiene poco que les habíamos escuchado “Sugar/Tzu”, acerca de un tipo que presume el haber asesinado a un boxeador apenas a instantes de una pelea de campeonato. Hay mucha maldad y diversidad en todos los infiernos que nos presenta un disco de 10 canciones que se antojan enloquecidas e intrépidas, pues en “Still” hasta nos remiten al country.

Sorprende la gran fluidez que tiene Hellfire mientras va transcurriendo… es como estar viendo una obra de teatro del absurdo, pero con decorados barrocos y saturados. ¡Vaya que la producción de Marta Salogni se destaca para organizar toda esta locura!

black midi establecen -una vez más- que su amplitud de miras estéticas y conceptuales es muy amplia y ellos saben cómo hacer arte con toda una galería de atrocidades; Hellfire es excéntrico, paranoico, pero virtuoso y muy estructurado. El universo de los desadaptados y psicópatas ha producido un álbum fascinante.

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Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo

Embajador de Tuzolandia por el mundo. Su novela más reciente es 'Ya no más canciones de amor' (Ed. Gato Blanco). En Marvin, coordina las colecciones 'Rock para leer' y 'Tinta sonora'. Forma parte de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM). Su libro más reciente se titula 'Una ópera egipcia', poemario a partir de un álbum de Los Planetas.

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