Arte

Bicicletas y Otras Drogas: Rilas, Roles y Rolas de un cletómano

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Bicicletas y Otras Drogas: Rilas, Roles y Rolas de un cletómano
Ambulante 2024

Estas 24 Rodadas Lectoras escritas Rogelio Garza conforman un libro de vértigo y sin trivialidades, es un trabajo de no ficción concebido para ciclistas y no ciclistas; Garza reflexiona constante y punzante sobre cómo las Bicicletas han cambiado su vida –y la de muchos otros-. Me agrada cuándo enlista: “La Bici te libera, Apenas bajas de ella y empiezan los pedos, Te pone de buen humor y si uno se apendeja quedas encadenado de por vida.” 

TXT:: Juan Nicolás Becerra

El Garza ha pedaleando como mandril el circuito del Valle de México: bosques y suburbios, subidas, bajadas de la muerte, pendientes temibles como las que uno se encuentra en la presa Madín y Chiluca en Atizapán están contadas en este libro de manera fascinante. Nos lleva al lugar donde creció y rodó de morro, Cd. Satélite, “la ciudad del mañana, hoy”. Nos cuenta cabalmente como se constituyó esta ciudad en los núcleos siguientes: una plaza, un centro cívico, una iglesia, canchas deportivas y una biblioteca que nadie ocupaba; es decir había espíritu de consumo, deportivo, fé católica y dónde leer, además de vialidades y rutas donde se formó como ciclista de cepa.

Bicicletas y otras Drogas es un título provocador que con humor y soltura narrativa nos traslada hasta las Rolas qué tienen que ver con las bicicletas, rodadas memorables -nacionales e internacionales-, caídas inolvidables. Quien ha pedaleado sabe de las proezas que implica una rodada larga: frío, lluvia, calor, sed, cansancio, montañas, desiertos, luna, sol, lodo y quizá arrepentimiento, que se compensa con los paisajes inolvidables con los que uno se topa.

Bicicletas y otras drogas

Rogelio no pierde la oportunidad de compartir su conocimiento acerca de las bicicletas… sus marcas y modelos, recuerda con nostalgia, por ejemplo, a la Vagabundo y las Cross o BMX, bicicletas de mucha batalla en cualquier parte, especialmente en el Edomex, donde le fueron útiles para ir por las tortillas o un Twinky Wonder crepuscular. 

En su encuentro con el gran músico David Byrne da cuenta de que juntos se ponen a disertar sobre la relación entre las bicicletas y la música y con sinceridad Byrne le revela: “Cuando pedaleo por las calles, siento que la ciudad es como una orquesta; solo trato de ordenar los sonidos para tener una especie de sinfonía”. Este volumen incluye también una foto de ambos intercambiando sus respectivos libros.

La crónica con la que concluye el libro es mi preferida; en ella de manera burlona y con la desfachatez típica de un sateluco, Garza nos cuenta sobre una persecución en estado lisérgico con unos policletos de Naucalpan, que lo miran sospechoso e inician el intento de captura de un ciclista apasionado… pero atascado.

Una lectura de bajadas y subidas que no deben perderse. 

Staff

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