Dentro del ciclo “Tiempo de mujeres”, Berta Kolteniuk presenta en el Museo de la Ciudad de México la exposición Ese pequeño punto azul (lista para recibir a los interesados desde ya hasta el 29 de mayo, con acceso libre). Un conjunto de obras donde cabe la pintura, la escultura y la instalación con una dirección muy clara, como la misma artista cuenta en entrevista: “Mi trabajo tiene qué ver con la naturaleza, con la vida, con el micro y el macro cosmos. Se trata de pensar el mundo desde afuera, como un lugar valioso que hay que cuidar. Finalmente todos somos terrícolas mortales habitando un punto en el espacio”.
¿Cuál es el germen de Ese pequeño punto azul, Berta?
Esta exposición esta compuesta por obra reciente, hecha durante el confinamiento. Todo lo que muchos empezamos a sentir y vivir está impregnado en esta obra; piezas que abordan el punto de vista afectivo-emocional del mundo a través de la pintura, la escultura y la instalación. Mi trabajo tiene qué ver con el concepto de pintura expandida, que va más allá del bastidor; aunque también hay piezas de bastidor y otras más escultóricas. Por ejemplo, hay una esfera de madera que trabajé con pintura, creando pieles, capas de pintura derramada, y está colocada en una especie de riel que los que lo deseen pueden mover de un lado a otro. Porque un pequeño movimiento puede hacer grandes cambios.
¿Este conjunto de piezas opera como un ejercicio de valoración de la vida?
Siempre he valorado la vida. Y siempre he trabajado entorno a temáticas globales. Las primeras piezas que produje en la pandemia fueron de colores sutiles, reflejaban la vulnerabilidad del ser humano ante la vida. Después sucedió lo de George Floyd, algo indignante; entonces produje una instalación, โI can´t breathโ, a partir de 54 tonos de azul pintados en óleo, pequeños paneles de 30 por 20 colocados en repisas para dar una longitud de siete metros. Cuando el espectador camina, a través de un horizonte blanco, se emula el respiro. No podía pintar el aire, así que pinté el cielo. Y el cielo me llevó a la noche, al espacio, y de ahí surgió la esfera de la que hablé.
¿De qué forma se comunican las piezas que integran esta expo?
Todas las piezas se relacionan. La misma gama cromática de la sala es de tonos sutiles en relación al blanco. Una sinfonía cromática para que la pieza central, el mundo, cobre otra dimensión. Ahora todo está conectado, vivimos un momento de gran libertad y a mí me interesa sacar a la pintura del muro para llevarla a jugar en el espacio. El sentimiento de libertad es lo más importante para mí.
Para irnos, Berta, ¿de dónde viene el nombre que le pusiste a este combo de obras, Ese pequeño punto azul?
Carl Sagan escribió un texto cuando vio la tierra desde el espacio. Llamó a nuestro mundo un pálido punto azul. Yo hice lo mío, retomé esa sensación de entender la inmensidad del universo, lo maravilloso que es tener un planeta como el nuestro, pero haciéndome una pregunta: ¿Cómo es posible que no apreciemos el milagro de la vida, por qué no tenemos consciencia de que la gente está muriendo? En realidad es trágico lo que nos sucede como especie.