Hacer hablar al bajo no es sencillo. Considerado un instrumento necesario para marcar y llevar el ritmo, ha sido complicado cambiar esta concepción, pero hoy la mayoría de sus exponentes han encontrado las formas de tratarlo de otra manera y extraerle sonidos que, tal vez en otro momento, eran impensables o hasta inimaginables. Es el caso de tres bajistas: Daniel Villarreal (Ágora), Carlos Orozco (Rock Jude Fest/ Melina) y Jesús Darío (Espirales Púrpuras), quienes, además, cuentan con producciones en solitario: Morphos (2008) y Moiras (2018), de Orozco; Mantarraya (2021), de Darío; y Laguna (2022), de Villarreal.
Bajo el nombre de Bajofonías, ellos comenzaron a reunirse a partir de 2022 teniendo “como único hilo conductor el bajo eléctrico”. A principios del 2025, lanzaron su primera producción, un EP de seis composiciones titulado Subsónico en donde todo es bajas frecuencias y no hay ningún sonido que no haya sido creado con un bajo.

“Ansiedad y clonazepam” es el corte que da la bienvenida al iniciar la reproducción de Subsónico. Es una composición suave, una masa sonora delicada en donde cada uno de los tres bajos hace una parte del trabajo: uno marca el ritmo (Darío), otro la melodía (Villarreal), un tercero genera la armonía (Orozco). Lo que llama la atención es la comunicación existente, la cual lleva a los tres instrumentistas a crear una propuesta en donde hay elementos de rock, jazz, progresivo, ligeros matices de música experimental (“Cuando nace un colibrí”) y en donde el todo a veces linda con el paisaje sonoro (“El jardín de las delicias”).
Villarreal, Orozco y Darío dan muestras de virtuosismo -cualquiera de los tracks serviría de ejemplo-, pero tienen el tino suficiente para no jactarse de ello. Es decir, se trata de una demostración normal de su musicalidad y talento, y no de una exhibición gratuita de habilidades. Los tres están al servicio de las composiciones y es evidente que en cada una de ellas hay una búsqueda, pero ésta posee un sentido. Están dotadas de complejidad, pero también son amables con el escucha. No lo desafían abiertamente, al contrario, lo invitan y la narrativa del disco, cada uno de sus capítulos, se antoja más “denso” que el anterior, (“La araña”, por ejemplo), pero al final el receptor se siente llevado de la mano.

El fin del disfrutable y placentero viaje que significa Subsónico comienza en “Y cuando se despertó, el bajo todavía seguía allí”, de lento arranque que luego se dinamiza, pero en donde impera una pátina de cierta languidez o una sensación de tristeza, tal vez revestida de nostalgia porque allí uno de los bajos pareciera rememorar, ayudado por los otros, para completar el cuadro. Cierra el EP “La herencia de Villa”, un corte con tintes cinemáticos, de bajos cabalgantes, en marcha (atención a ese bajo que brevemente pasa de la bocina derecha a la izquierda de forma traviesa y perturbadora), “escenas” variadas y un track en donde, por si había dudas, el virtuosismo de los integrantes de Bajofonías se hace patente.
Subsónico es un potente debut y, al mismo tiempo, una importante declaración de principios de un trío de bajistas que se ha propuesto elevar la voz del instrumento y mostrar que éste tiene formas variadas de expresarse. Interesante será, sin duda, atestiguar a estos tres en directo, observar esa interacción y dinámica sin la mediación del disco; sin embargo, aquí de lo que se habla es de la producción y esta, próxima a su edición en físico, no se la debe perder estimado lector.
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