El espectro sonoro de la música actual cada vez se hace más amplio. Si bien en un extremo están los proyectos que echan mano de una gran producción, en el otro están los artistas a los que basta, para empezar, una guitarra en apariencia sencilla y sus letras para así generar empatía con el público más joven. En esa escena se encuentra la talentosa compositora Arroba Nat.
TXT: Aldo Mejía
Hace un par de semanas, la joven zacatecana estrenó su primer disco de estudio: Para Echar La Lloradita. Nueve canciones que acudieron a ella luego de un rompimiento amoroso, según lo que contó, con su marcadísimo acento norteño, en un show que dio en Foro Indie Rocks! Entre una canción y otra, Natalia se dio el tiempo de explicar las situaciones detonantes de cada una.
No voy a reservarlas para el final de este texto: La Perra Soledad y Apapáchame me parece que son las que enmarcan mejor el concepto y la propuesta de Arroba Nat.
La primera empieza con un par de guitarras que acunan sin autocompasión la voz de Natalia hasta que explota al llegar el coro. Ahí se suma un bombo que se siente como el propio ritmo del corazón al aceptar que se extraña a alguien y que la sensación de haber perdido la capacidad de amar es real. Lo último que quiere sentir alguien es soledad y dolor infligidos por alguien que no nos hace bien. El pandero y las palmas enmarcan de forma dulce un track que también podría ser catártico.
La segunda hace buena contraparte. Ésta sí empieza con las percusiones y las cuerdas profundas del bajo. No es una petición insignificante querer sentirse queridos en el confort de la intimidad de un abrazo, más aún si uno se siente asustado. Aquí la voz de Nat alcanza su punto culminante, acompañada por los instrumentos se impulsa con una guitarra mientras se escuchan igualmente unas palmas y la tersa potencia del folk.
En ningún momento me atrevería a hacer menos canciones como las que compuso Arroba Nat –o Bratty o Ed Maverick, por mencionar un par de esta corriente– luego de pasar un desencuentro amoroso. Menos al haber atestiguado la forma en la que los fans conectan con ella cuando está en el escenario. En una entrevista le escuché atribuirle esta conexión a la aparente simpleza con la que escribe para no darle tantas vueltas a sus sentimientos.
Por supuesto que se perciben las influencias que obtuvo de los boleros o de los tríos que buena popularidad cobraron hace unas décadas en nuestro país. Ausente, tema con el que abre el álbum, da cuenta de ello: es un bolero como hace varios años no se escuchaba.
Nada Me Hace Feliz es un track a ese vacío creciente que se percibe cuando a quien se le veía con ojos de cariño se marchó sin esperanzas de que vuelva. Su sucesora, El Amor Acaba, es la asimilación de esa situación de forma más explícita. Se percibe esa melancolía cuando cierra: “…ya no tiene caso ponerme a llorar”.
Los amigos, en ese proceso de ruptura, fueron esenciales por lo que explicó en el foro la única vez que he visto hasta ahora a Arroba Nat. Su compañía y unas caguamas le ayudaron a pasar por el mal rato. Me pregunto si acaso fueron los mismos que le decían que esa persona con la que estaba era Tóxico y a quien le compuso el track con ese concepto tan de moda.
No podría decir que el acomodo de las canciones tenga un orden específico, son más bien estampas del desamor. En La Distancia afronta que su pareja está por irse a vivir otras cosas sin ella, con la esperanza a cuestas de poder hacer funcionar la relación. En Decir Te Quiero, vapuleada sentimentalmente, Nat se pregunta dónde quedaron los mensajes de cariño e incursiona en lo musical una trompeta que parece escucharse al fondo.
Natalia no presume en ningún momento de una voz prodigiosa sino de una más sincera. Entiendo porqué conecta con una generación que ama y siente la desazón cuando termina. Pero todo lo que sucede alrededor de este disco tiene una carga positiva. Un siguiente disco en donde quizás explore el pleno amor sería interesante de escuchar.
Para Echar La Lloradita está disponible en plataformas digitales. Ahora viene la parte del tour aunque ésta no le es indiferente. No te la pierdas en vivo, bien vale escucharla en directo.
La foto de portada es de Alberto Lara.