Debo escribir acerca del grupo Antònia Font y su nuevo disco, pero considero maravilloso que su mundo y concepto siempre vaya asociado a lo que alguna vez escribió de ellos el enorme escritor Enrique Vila Matas: “Es una mañana limpia de este invierno insólito, tan agradable. La música de los Antònia Font, extraña y de gran potencia poética, contribuye a la sensación general de belleza”.
Aquello lo escribió el catalán en un libro llamado Dietario Voluble del 2007 y luego vino -años después, en 2013- el parón de la banda procedente de Palma de Mallorca; Fueron los organizadores del Festival Primavera Sound quienes les ofrecieron la posibilidad de volver en 2021 y aquilataron su obra en su justa medida, dado que además, ¿conocen a otro grupo que cante en mallorquín, una derivación del catalán?
Tras la publicación de otro de sus muchos libros, Esta bruma insensata, Vila Matas respondió en una entrevista: “Es decir, que si la escritura debe continuar, no sabemos cómo lo hará y si debe hacerlo”. Y tal pregunta aplicaba lo mismo al devenir discográfico de Antònia Font, pero la respuesta vino con un nuevo álbum, Un minut estroboscópica, editado precisamente por el sello del Primavera Sound.
Para referirme a lo que hacen Antònia Font -grupo encabezado por el gran Joan Miquel Oliver– siempre he reiterado que musicalmente recurren a un pop rock muy elegante y en el que caben sonidos de sintetizadores de ciencia-ficción, lo mismo que referencias al folk regional. Lo suyo sigue tan brillante y excéntrico como la literatura del más shandy de los escritores vivos: Enrique Vila Matas.
Por su parte, el periodista Luis Hidalgo apuntaba sobre la banda justo en el momento de aquel parón: “llega el momento de activar la memoria y reconocer los méritos de una banda que ha creado un universo melódico tierno y melancólico, algo triste y nostálgico, siempre impecable en términos de estructura pop, que se ha apoyado en un imaginario textual brillantísimo”.
Y cuando ya no lo esperábamos, aparece este Un minut estroboscópica (Primavera Labels, 2022), diez canciones en las que regresan siendo completamente ellos mismos -nada más, nada menos- y abren con el tema titular que rebosa en esos sintetizadores tan juguetones que tanto les encantan.
Han pasado casi 10 años de su último disco y ellos vuelven tan campantes y con un sonido tan del presente que nadie pensaría que se encontraban en el dique seco. Oliver sigue componiendo en estado de gracia y aquí entregan “Una daixona de pols”, que es como la continuación de uno de los mejores temas de su historia, esa “Clint Eastwod”, que venía en el Lamparetes (2011), uno de sus puntos culminantes.
Tanto en “Una daixona de pols” como en el homenaje a “Miquel Riera” encontramos unos punteos de guitarra que se suman a los recursos técnicos a los que apelan. Un minut estroboscópica -su décimo álbum- es un regalo para sus seguidores, que a estas alturas ya no los esperaban hallar en activo.
Antònia Font son excéntricos -como Vila Matas-… pertenecen a otro universo -sonoro y artístico; se trata de una agrupación regando surrealismo extraído de las islas Baleares allí por donde pasa o en dónde hacen sonar su música maravillosa.
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