Las canciones pueden tener una capacidad inconmensurable para producir fantasía… nos pueden llevar hasta territorios imaginarios de una enorme belleza y fascinación, pero también de rareza y excentricidad; pienso en ello mientras repito una y otra vez “Komorebi”, la pieza que abre Les Chants De L’Aurore, el séptimo álbum del dueto francés Alcest.
Procedente de Bagnols-sur-Cèze, Stéphane Paut, conocido como Neige, compone y toca la guitarra para crear un territorio altamente emocional que enaltece la maraña eléctrica y la alta intensidad; “Komorebi” presume de un potentísimo doble bombo y acumula capas de guitarreo.
Hace tiempo que el dueto, que completa el baterista Jean “Winterhalter” Deflandre (desde 2009), trata de sacudirse el epíteto de post-black metal, ya que apela a una amplitud de miras, que en este magnífico primer corte hasta nos hacer pensar en los momentos más intensos de Sigur Rós -coros angelicales incluidos-.
Pongo a “Komorebi” entre las mejores canciones que he escuchado en este 2024 y ello me emociona al internarme en una amplia paleta de shoegaze y post-rock que nos ofrece Alcest con maestría. No me extraña que Neige cuente que cuando era pequeño se extravío en “El país de las hadas” y que de los recuerdos de su estancia extrae las imágenes que nutren sus temas.
Les Chants De L’Aurore prosigue con “L’Envol”, en la que recurren a las voces gritadas de sus comienzos, pero que tiene un origen más terrenal, según cuenta Neige: “Escribí esta canción después de un viaje inspirador a Córcega, donde conocí gente increíble y estuve rodeado de algunos de los paisajes más singulares que jamás haya visto. Trata de escapar de la realidad terrenal para unirse a una bandada de pájaros míticos que vuelan a través de los límites conocidos de nuestro mundo”.
Esto que cuenta Neige se refleja también en el arte de portada y el video, de los que se ha encargado el artista plástico Yoann Lossel, quien ha conseguido reflejar esos ambientes de fantasía que tanto interesan a Alcest. Tras de editar Spiritual instinct, cuatro años se han tardado para regresar con un nuevo álbum, pero lo hacen de forma notable, ya que Les Chants de l’Aurore, que tiene 7 cortes en total, se completa con otros momentos tremendos que provocan “Flamme Jumelle” y “L’Enfant de la Lune”, que se extiende por más de 7 minutos.
Alcest entrega una obra en la que habita el estruendo y la belleza a partes iguales; es altamente inspiradora y evocadora… en suma, una experiencia poética y musical poderosa.
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