Por Arturo J. Flores

Foto por Arturo Lara

Desde su casa en Francia, Sérgio Dias atendió el teléfono para platicar acerca del concierto que Os Mutantes ofrecerá en el Plaza Condesa el 4 de julio. De entrada, dijo que la música y la comida mexicana lo marcaron desde niño, por lo que venir aquí “es como regresar a casa, los brasileños y los mexicanos somos más parecidos de lo que pensamos”.

Las casualidades son las cicatrices del destino, escribió Carlos Ruiz Zafón.

Así como nuestra conversación se tuvo que atrasar algunos minutos porque Sérgio quería terminar de ver un partido de Brasil durante el Mundial, el próximo lunes México y Brasil se enfrentarán en los octavos de final.

Pero insisto, la idea era charlar de música.

La última vez, durante su actuación en el Festival Marvin CDMX, había mucha gente joven interesada en Os Mutantes, ¿cómo te explicas que una canción que escribiste hace 20 ó 30 años pueda conectar con la nueva generación?

¡Quién sabe! Tal vez la música de otros tiempos se está convirtiendo en la música de estos tiempos. Lo que Os Mutantes siempre se preocupó por hacer fue ser sumamente honesto con la música que componíamos. Y eso quizá se refleja en la aceptación que tiene, porque en especial hoy en día gran parte de la música que se publica es demasiado plástica y aburrida.

Desde un principio, ustedes sonaron muy orgánicos, muy crudos. ¿Cómo resistirse a utilizar las herramientas digitales que existen para corregir errores de grabación?

Nunca las usamos. Cuando grabamos aquel disco en directo, Mutantes Ao Vivo – Barbican Theatre, Londres 2006, lo que escuchas es lo que sucedió en el concierto. No hay computadoras ni playback de por medio. A mí, hubo marcas que me pagaban por probar el sonido de sus instrumentos. Cuando tienes una responsabilidad como tal, tienes que afinar el oído y no caer en la tentación de echar mano de esas herramientas que mencionas. Nosotros nunca hemos utilizado ni siquiera un sintetizador.

¿Volverán a grabar nuevamente?

Hace 4 meses estuvimos reunidos en el estudio, hemos terminado el 70% de un nuevo disco (Haih or Amortecedor) y regresaremos en agosto a terminar el trabajo.

Actualmente, las bandas se apresuran a grabar, pero parece que Os Mutantes se lo toman con mucha calma.

Tienes que tocar cuando lo sientas, cuando la banda esté en el mismo mood y cuando las agendas empaten. Brian, nuestro músico más reciente, vive en Inglaterra, yo radico en Francia, Vinicius está en Rio y Esmeria en Sao Paulo, no es fácil hacer que todos coincidamos.

¿Escucharemos algo nuevo en México?

Hace poco lanzamos un sencillo, Black and gray, de momento es lo que tocaremos porque será parte del nuevo disco.

A diferencia de lo que sucedía cuando Os Mutantes comenzaba, hoy la música latinoamericana se encuentra de moda, es reconocida y respetada en el mundo, ¿te sientes un poco responsable por ello?

Os Mutantes abrió muchas puertas para que diversas expresiones culturales fueran escuchadas. Gente de sitios tan distantes como Serbia y Rusia se enamoraron de nuestras canciones y fue fantástico que tocáramos en Estados Unidos en portugués y que les gustara y compraran nuestros discos, porque es un país muy nacionalista.

¿Tienes una colección de discos?

¡No tengo discos! Viví durante una década en Las Vegas y perdí la mayoría de mis discos. Me he mudado tantas veces que me cuesta trabajo cargar con 300 discos por el mundo. La música que me gusta viaja en mi corazón, porque lo que toco es un reflejo de lo que escucho. No oigo música en línea tampoco, porque odio los teléfonos, creo los smartphones son la cosa más estúpida que los humanos hemos inventado.

Sin embargo, esa gente joven de la que hablábamos hace rato disfruta de ver los conciertos a través de la pantalla de sus teléfonos.

No podemos negarlo, es una realidad, una tendencia que está transformando al mundo. Y este momento maravilloso nos permite descubrir nuevas formas de hacernos escuchar, de expresarnos. El problema de fondo es que este proceso de transformación continúa en marcha. No acaba en la invención de Spotify o Deezer, todo el tiempo salen cosas nuevas y en el futuro, no lo sé, quizá volvamos a comprar discos de vinil y no sé, a tener la música en tus manos. Como cuando me compré el Revolver o el St Pepper de The Beatles o un disco de Jimi Hendrix. ¡Extraño los discos con portadas! Cualquier cosa que no sea la pinche bocina de un teléfono. Me tardo muchísimo tiempo haciendo música, le pongo mucho empeño, y lo menos que espero es que la gente la escuche en la mejor calidad posible, pero el formato MP3 no es la respuesta.

Entre lo último que escuché, que en verdad me voló la cabeza, estuvieron Blackstar de Bowie y el disco de Anoushka, la hija de Ravi Shankar. Ese crossover que hizo entre flamenco y música de la India es una auténtica obra de arte.

Justo por eso que decías que el proceso de transformación no se detiene, ¿Conoces a Hatsune Miku, el holograma japonés que ofrece conciertos?

Nosotros intentamos hacerlo algo así en el pasado. Cuando nos quedamos sin cantante, pensamos en utilizar un holograma, hicimos algunas pruebas y funcionaba bastante bien, pero al final decidimos que no era justo para la gente, porque necesitábamos algo orgánico y real. ¡Algo que proyectara la energía del momento! Por eso reclutamos a Esmeria.

Kurt Cobain le escribió una carta de admiración a Arnaldo Baptista, pero después en su propia misiva suicida, dijo que se quitaría la vida porque ya no sentía emoción alguna cuando escuchaba a la gente gritar antes de comenzar un concierto. En tu caso, luego de tantos años, ¿qué mantiene la flama encendida?

Primero habría que definir qué es la flama y yo digo que es pasión, ganas de mantenerte como un niño que se deja impresionar por las cosas del mundo. A mí me gusta disfrutar de todo, hasta de admirar el agua en el mar. La música es como hacer el amor. Si no estás enamorado, si por lo menos no sientes pasión por la persona con la que te acuestas, definitivamente será un encuentro sexual muy aburrido. Por eso, si la música no te mueve, mejor no toques más.