Tan lamentable y repudiable es la compra de 5 millones de votos, como lo es de 20. La elección presidencial sigue destapando viejas y nuevas prácticas para coaccionar las preferencias electorales de los mexicanos.
Tarjetas electrónicas de Soriana, promesas de cemento y varilla a religiosos; tortas, refresco y gorras a los acarreados; bodegas llenas con despensas en Veracruz… y lo que se sume, son tan sólo algunas de las manchas que quedarán en la historia del 2012.
Insisto, cualquier soborno y condicionante es lamentable, pero aquí hay dos cosas:
Una, aunque los reyes del acarreo son los del PRI, sería ingenuo pensar que ningún otro partido lo hace. Sí, hasta el PRD y el Movimiento Ciudadano le entran a los regalitos, ¡bajémoslos del altar!
Y dos, ¿qué no Andrés Manuel López Obrador, cuando estaba en campaña, dijo que aceptaran todo lo que les ofrecieran y al final votaran por el que más les guste? ¡Él llamó a aceptar y tolerar, de una u otra manera, esas prácticas!
No estoy diciendo que se joda, simplemente pienso que desde un inicio su equipo debió llamar la atención; desde antes y con la misma intensidad de ahora que ya pasó la elección.
La corrupción ahí está, todos la vemos, no importa de qué partido venga. Lamentablemente para revertir una elección se necesitará más que un ‘secreto a voces’.
Si no están haciendo fila para canjear el monedero electrónico o esperando su bulto de cemento, nos leemos en Twitter: @RodolfoZapata
